➻Boda

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-Capítulo 13-


Caminar del brazo de Zuko fue un reto, pero aun así, sentía que en cualquier momento desfallecería, no quiere casarse, y si en ese momento alguien interviniera le estarían haciendo un gran favor. De pronto, una punzada en su corazón la interrumpió, quizás Draven venga a impedir esta boda, seria magnifico fugarse con él, irse lejos para nunca volver, hacer el amor tantas veces con la delicadeza de siempre y no importándole nada más.

Pero no podía ser... es que, simplemente no puede ser tan egoísta y dejar a merced de la bruja Eos a todo el pueblo, como princesa debe cumplir con su gente, como persona debe cumplir con la profecía.

Todo el pueblo estaba en la iglesia, presenciando la unión de dos seres que serían sus nuevos Reyes, que salvarían sus tierras tras concebir un hijo.

Con sus sonrisas todos están más felices que Eirene... ella solo sonríe cuando le sonríen, habla cuando le hablan, escucha cuando tiene que escuchar... en ese momento, le hubiese gustado ser cualquier mujer que se hallaba presente, al menos ella no tendría un peso en los hombros como ella, y pudiera irse con quien deseara.

— Te entrego a una persona que es muy valiosa, cuídala y protégela... primero esta ella - Ni siquiera se dio cuenta cuando llegaron con Emilian. Zuko recito esas palabras como lo hubiera hecho su padre, pensó ella.

Se sintió dichosa, se dio cuenta de que incluso el ponía primero a ella, pero ella misma, no se ponía primero. Estaban el deber, la lealtad, la justicia, prácticamente en contra de ella, siendo que tiene que cumplir con lo acordado y dejar a un lado al amor de su vida.

— Claro que si - respondió Emilian, con un tono de voz superior, intentando parecer todo un caballero, aunque en este tiempo le han enseñado muchas cosas, sobre todo a cómo comportarse en sociedad.

Sentir su mano no provoco ningún efecto en ella, quizás una especie de cariño, pero no llegaría a ser amor, ella lo sabe bien.

El sacerdote comenzó la misa, pero sus palabras no llegaban a los oídos de Eirene, se sentía como si en cualquier momento se desvanecería, siente como si fuera un sueño. Cerro los ojos y se concentró lo más que pudo.


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Afuera Volna acompañada de Draven llegaban al lugar. El tenía nervios, y emoción... no sabía cómo llegar e impedir la boda sobre todo porque la gente estaría en contra siendo que Emilian es el guerrero. Hasta ese momento a él no le había aterrizado la idea de cómo se había hecho guerrero, lo único que le importa es que se casaría con la mujer que amaba, se la arrancaría de su lado, y eso le duele más que las heridas que le dejo aquel Rak.

— No puedo hacerlo - declaró el deteniéndose, apretó su puño y con todo el dolor de su corazón repitió. - no puedo hacerlo.

La anciana se le quedo viendo, lo tomo del brazo y se colocaron en la pared de la Iglesia, donde Draven no podía ver hacia dentro.

— Si no lo haces ahora, te arrepentirás el resto de tu vida... - espetó ella viéndolo a los ojos.

— Y si lo hago también. – contestó el de forma que podía ver el dolor a través de su voz. - ...porque muchas personas morirán.

Ella comprende eso... pero si alguien no lucha por amor, entonces no es amor... Volna amo mucho a su marido, y seguramente se la habría jugado con el... pero entonces se puso en el lugar de ellos... en aquel entonces, siendo tan joven y con un gran peso encima, lo más correcto era hacer lo que ellos están haciendo.

— ¿Entonces? - quiso saber la anciana.

Él se quedó pensando un momento más. Entonces camino y se asomó por la puerta, viendo de espaldas a Eirene con ese hermoso vestido que portaba con elegancia, pero al mismo tiempo con amargura. Se quedo ahí, con lágrimas en los ojos viendo como su amada de casa con otro, sintiendo ese dolor en el corazón.

Volna ni siquiera pudo decirle más, al verlo de tal forma.

De repente el sacerdote los proclamo marido y mujer... ¡tan pronto!... es increíble como te cambia la vida con unas simples palabras, con una simple acción, en un solo momento...

Y ahí esta, se hizo presente el beso que sella esa reunión. Draven suelta algunas lágrimas que recorren sus mejillas y van a dar al suelo, no siente su cuerpo, se ha quedado anclado ahí, y su mirada ha penetrado en lo más profundo a esos 2 seres, uno de ellos al que compartió su infancia, la otra con quien compartió su amor y pasión.

Sintió una mirada de entre tantas, una mirada cargada de sentimientos inmunes. Eirene volteo a la puerta una vez que tomo la mano de Emilian para caminar hacia la salida... y lo vio...

Sus miradas chocaron y dolieron como una casa cayendo hacia el suelo, como una patada de caballo. De repente Eirene también tenía lágrimas en los ojos... como lamentó que no haya impedido la boda, como lamentó no haberlo visto antes.

Draven, no soportando más, voltea y corre en dirección opuesta, causándole más dolor a su princesa... no entiende como pudo continuar después de aquel encuentro, actuando de nuevo ante tantas personas. Algunas cuantas se dieron cuenta de su tristeza, en su mayoría mujeres, quizás entienden que se casa por obligación, no por amor, y eso es algo que ninguna mujer puede evitar.

La Maldición de EireneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora