[ C U A R E N T A Y T R E S ]

1.6K 138 43
                                    




[ Capítulo 43 ]

TITULADO
CALMA



TITULADOCALMA

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.





Caroline


—No te dejaré ir. Es muy temprano para levantarse. —sonrió aún adormilada y quiero levantarme pero sus manos envuelve mi cintura y me regresa a la cama junto a él—. Preciosa, quédate quieta.

—Pero en la madrugada no querías que fueras así. —bufa y no contengo la carcajada—. Y ya es tarde, genio.

—¿Y eso qué? No tenemos trabajo hoy. Es sábado.

—Pero hambre si tengo.

—Le quitas lo divertido a la vida. —rió y me suelta poniendo su rostro bajo una almohada.

El como terminamos en la cama se basa en que Charles quería estar cómodo y no en un sillón durmiendo, así en que en la madrugada nos movimos a su habitación y terminamos haciendo otras cosas. Pero si la habitación del departamento que tenía me gustaba, la de esta casa era algo tan irreal para mí.

—No seas flojo y levántate, son las diez.

—Cállate. —se quita la almohada y me la arroja pero antes de atraparla, ya lo tengo encima de mí—. ¿Qué quieres desayunar?

—¿Vas a cocinarme? —pregunté.

—No, yo no hago esas cosas. —dice con arrogancia—. Nos van a cocinar que es mejor, de esa forma nos tratan como lo que somos. —sonrió y niego ligeramente. Este hombre y su ego—. Entonces, ¿qué quieres desayunar? Porque yo sé lo que quiero.

Sonrío y le digo lo que quiero con la mejor actitud que tengo. Me carcajeo por la cara de confusión que pone pero no le queda de otra que hacer lo que quiero.

Y aunque las cosas estaban más calmadas entres los dos, aún le debía una explicación y se la daría apenas nos sentáramos a desayunar. Tal vez no era el mejor momento, pero si me ponía a pensarlo no había un momento exacto para decirle lo que pase años atrás y entre más rápido lo supiera, mejor. Porque entonces ya no habría secretos de parte de ninguno de los dos.

—Cuando te pregunté acerca del desayuno creí que diríamos algo que tuviera que ver conmigo, no con esto.

—¿Pero que dices? Esto tiene que ver contigo. Estas conmigo y eso ya te incluye en el plan de desayuno. —se abrocha la camisa que tomó de su armario y se sienta a mi lado mientras esperamos a que su empleada termine de hacernos el desayuno. Este hombre ni porqué fuera sábado quería usar algo más que no fueran camisas—. Quita esa cara de amargado.

—Quítamela. —sonrió y me acercó a besarlo pero él se mueve repentinamente con una sonrisa ladina en su rostro—. Así se siente que no te cumplan y te ilusionen. —ruedo los ojos por lo que dice y busco separarme pero no me deja, sujeta mi brazo y me jala con cuidado de no tirarme de la silla robándome un beso—. Tienes suerte, Craig.

La esposa del Diablo: Infierno [ 1 ]Where stories live. Discover now