[ C A T O R C E ]

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[ Capítulo 14 ]

TITULADO
¿AMOR O FRUSTRACIÓN?

TITULADO ¿AMOR O FRUSTRACIÓN?

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Charles

No estaba enamorado. Todo lo contrario.

Odiaba todo. Todo me estorbaba y en estos momentos deseaba mandar al cuerno todo. Solo una cosa quería y no la podía tener. Y no tener el control sobre algo me molestaba de sobremanera, no estaba acostumbrado a no obtener siempre lo que deseaba y no era una sensación que me gustara.

No estaba enamorado.

No me gustaba.

No sentía nada.

Jamás había tenido que sentir esta maldita cosa, hasta que ella llegó a mi vida. Y aunque me juré desechar esa debilidad me temía que había fallado estrepitosamente y a lo grande dejando claro que hasta los Diablos caen por brujas como ella, porque estaba lejos de ser ángel y si lo era, debía ser uno de esos que fueron expulsados.

Mordí mi labio conteniendo las ganas de gritar de frustración. Yo era Charles Carson, no cualquier pendejo pero ahí estaba yo en ese lugar reprochándome el error que podía costarme mucho, mas bien , que me costaría todo porqué lastimosamente yo no era del tipo de persona que se quedara sin hacer nada cuando ya sabía lo que quería.

Inhalé y exhalé. Maldita situación traicionera.

Dejé que la mujer frente a mí rellenara mi vaso de cristal con más Whisky y hasta que no estuvo en su punto no se detuvo de llenarla. Dejó la botella en la mesa, caminó hasta estar frente a mí y pasó sus manos sobre mis piernas sonriéndome. Anhelo el tacto de su piel con la mía, el sabor de sus labios carnosos contra los míos y el olor desprendiendo de su cuello...

Y joder, no hablaba de la pelirroja frente a mí.

—¿Me dejarás consentirte, guapo? —preguntó la pelirroja frente a mí, más yo no respondí, solo me lleve la bebida a la boca y le di la invitación que tanto quería—. Te miras tenso. ¿El trabajo? —asentí sin dar más explicaciones—. Tranquilo que aquí estoy para ayudarte.

Dejé que me desabrochara el cinturón del pantalón, luego fue la pretina y ella se acercó a besar la tela del bóxer de forma que sus ojos chocaban con los míos. No eran los ojos que deseaba mirar pero era lo que tenía. La pelirroja baja el bóxer de manera que la erección sale casi disparada, había estado aguantando esta misma toda la tarde y en vez de que se bajara por la discusión, no lo hizo.

El verla con su mirada enojada y su voz tornándose molesta, me prendía más. Y de eso ya había pasado dos semanas. ¿Pero qué decía, eh? Si cada día a su lado se había vuelto una maldita y asquerosa tortura. Todo lo que usaba me molestaba, no por verse mal sino porque no podía tocarla y lo peor de todo es que... no se que sentir cuando algo no es mío.

La esposa del Diablo: Infierno [ 1 ]Where stories live. Discover now