La esposa del Diablo: Infierno [ 1 ]

[ V E I N T I U N O]

[DOLOR]

"Nuestras heridas en la espalda cuentan más historias desgarradoras de lo que cualquier otro libro podrá cargar".
—Rupi Kaur—

Charles

Admitir que pase un fin de semana sin trabajar era extraño, pero no había duda de que lo necesitaba o tal vez lo que realmente necesitaba era estar con ella y salir a consentirla fue algo que no me podía negar a hacer.

— ¿Cómo va lo del evento? —pregunté curioso sin despegar mi vista de la pantalla. 

Estaba leyendo parte de un contrato que me daría una suma buena de dinero si lo cerraba a finales de mes.

 — ¿Estás segura que no necesitas ayuda?

—Ya esta todo listo, Charles. Desde el catering hasta la decoración del lugar, debo de confesar que recibí ayuda profesional pero se que te gustara todo. Hice mi mejor trabajo, yo lo sé.

—Ya veremos —le dije—. ¿Nada de chocolate, ni fresas, verdad? —ella rió y negó—. Bien porque aún no tengo tiempo para morir y tú tampoco. Hay mucho trabajo por hacer.

—Relájate que no dejaré que mueras —levante mi vista con una sonrisa y ella habló—. No sin antes pagarme el mes. —rodé los ojos.

—Infantil.

—Mandón.

— ¿Y ya te pusiste como mi acompañante? Porque no pienso llevar a nadie que no seas tú.

— ¿Y los medios qué? Habrá periodistas y demasiadas cámaras esa noche, Charles. No quiero que hablen mal de ti o de mí. Sabes lo importante que será esa noche.

—Que se jodan, preciosa. Y no te preocupes que al primer idiota que se le ocurra eso, me encargo yo —me sonrió y le devuelvo el gesto—. Pasando a otros temas, ¿Ya revisaste el contrato que esta en puerta? El de Budapest.

—Sí, debo decir que todo lo que quieren darte a cambio es bueno. Me convencieron a mí y aunque se que querrás más detalles, puedo decirte que este contrato será bueno —explicó dándome la carpeta—. Puedo arreglar una cita allá para dentro de una semana.

—Que sean dos que tengo que ir a México primero —ella asintió.

Tenía negocios buenos y bastante bien pagados que me hacían feliz. 

Entre más dinero, más fortuna para mí y para mi abuelo. Y con todo esto era como una forma de agradecerle lo que había hecho por mí.

El contrato de México era el más me ofrecía y aunque era un propuesta tentadora no debía de confiarme, por ello iría a revisar los últimos detalles antes de cerrar el acuerdo. No era que faltara mucho, pero prefiero no dejar nada al aire.