[ D I E C I O C H O ]

3.2K 209 63
                                    



[ Capítulo 18 ]

TITULADO
ELLA

Hades prometía quemar el mundo por Perséfone Y ella prometía destruir el mundo por él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





Hades prometía quemar el mundo por Perséfone
Y ella prometía destruir el mundo por él.



Charles

Decir que no estaba hastiado de Ian y su insistencia por querer ver a Caroline, ella no estaba lista pero él se rehusaba a dejar de meterse y esto ya había colmado mi paciencia con su terquedad injustificada. Más con el hecho de que este se presentará a mi lugar de trabajo como niño en pleno berrinche, se supone que era un adulto pero no estaba actuando de esa forma.

Y su actitud me lo estaba demostrando. 

—Señor...

—¿Ya puedo pasar o tengo derribar la puerta para ver al cobarde de tu jefe? —pregunté de mala gana—. Muévete o te quito. No repito dos veces.

Al sujeto no le quedo otra que hacerme caso y terminó de quitarse de la entrada de la puerta del despacho de la oficina de Ian por miedo a que le rompiera algo de su cara. Así como él se plantaba en mi empresa, ahora yo vendría al bufete con la única diferencia de que yo no actuaría como un estúpido e iría directo al asunto. Sin rodeos. Y sin estupideces de por medio como hacia él.

—¿Tanta es tu cobardía de no querer verme o qué? —pregunté entrando a su oficina. Inmediatamente de aquello dejó de hacer lo que estaba haciendo y llevó su mirada a mí—. Que chistoso que tu llegues a mí empresa hacer lo que se te da la gana pero no me quieras dejar pasar aquí.

—Te recuerdo, que la empresa la podrás dirigir tú pero eso no significa que sea tuya 100%. Soy accionista, que no se te olvide que tengo las acciones de mi padre.

—Claro, ahora te muestras interesado y ahora resulta que la quieres para ti, pero para ello ibas a forzar a Caroline a un matrimonio pero como estaban "tan enamorados" no se vería así, ¿no? —hablé con sarcasmo. Caminé por toda su oficina y continué—. ¿O es qué no era lo que planeabas hacer? Si no es así, ilumíname. —me reí—. Te casabas y automáticamente tenías el derecho de pelear por el poder, de esa forma me quitabas todo a mí, ¿no? El pobre de Charles se vería arruinado por eso. ¡Trágico! —solté irónico—. ¿Ese era tu maravilloso plan? No me vas a quitarme de mi puesto, es mío. Punto. Y Caroline no volverá contigo, acéptalo como hombre y déjate de estupideces.

—Cierra la boca. —amenazó levantándose de su escritorio—. Tú no sabes nada.

—Si lo sé, porque no seré abogado pero conozco lo básico de leyes y se lo que planeabas hacer, además de que no hace falta ser un genio para entenderlo cuando te reúnes con el abogado de los abuelos para investigar de ello. Y menos si eres tonto como para no saber ser discreto.

La esposa del Diablo: Infierno [ 1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora