La esposa del Diablo: Infierno [ 1 ]

[ T R E I N T A Y O C H O ]

[ Capítulo 38 ]

TITULADO
LA HISTORIA COMPLETA

James

Alguna vez alguien me dijo en la cárcel que cuando menos me lo esperará el mundo me iba hacer rodar embarrándome de tanta porquería pero que no me preocupara, por qué así como la basura venía, las cosas buenas también venían a su debido tiempo.

Aunque a veces dudaba de que eso me pasara a mí. Y es que esa frase tenía un significado profundo, yo lo veía en todos lados. 

Por ejemplo, no me gustaba viajar en los aviones, me era incómodo y ahora que no tenía mi jet privado antiguo era peor, no tenía mi propia habitación para aislarme y me gustaba estar solo cuando viajaba. Y tener uno simple sin comodidades era horrible, más si iba con gente que no dejaba de hablar y preguntar absolutamente todo pero lo peor no era eso, si no cuando aterrice y mi chófer pasó por nosotros para tomar el camino en coche para lugar al que íbamos. 

Eso fue lo peor, que me estaban sacando de quicio en un espacio tan reducido. Ellos no tenían que venir, pero se pegaron como piojos al cabello.

—Ya llegamos, James —me avisó Decker.

Betws-y-Coed es un pequeño pueblo qué está considerado como uno de los más bellos del Reino Unido. Es la puerta de entrada de la región natural más bella de Gales y también mi país de origen, donde mis padres me mantuvieron oculto o salvo del mundo exterior cuando apenas nací y me quedé hasta cumplir los 16 que fue cuando me largué a Rusia para entrenarme como mi padre lo había hecho.

Recuerdo todas las veces de la importancia de no decir mi nombre cuando tenía cinco años o de cómo no era bueno que llamar a mi madre por su nombre, aquí o a dónde sé que fuéramos juntos. Mencionarla no solo era condenarla a ella sino a padre y a mí.

Aquí en este pueblo no era Natasha sino Nike por la Diosa de la victoria.

Y es que cuando mi padre conoció a mi madre, sintió que ya lo tenía todo en su vida y que la abundancia como la fortuna solo caería sobre él con ella a su lado. Por ende la apodó Nike. Y es así como todos la recuerdan por esta zona un poco alejada de Londres.

Su diosa, su otra mitad, su vida, su todo.

Y nunca hemos sido personas perfectas, todo lo contrario tenemos muchas cosas en nuestra contra y que por esos errores hemos tenido que adaptar la situación en la que vivimos para salir beneficiados o al menos no tan heridos, así de igual forma tenemos que buscar cómo proteger a quien amamos. Y en este lugar yo no era James. 

Era Cadell, hijo de un abogado, nada fuera de lo común entre las personas. No era más, ni menos que nadie. Aquí todos éramos iguales.

La privacidad aquí era buena, mi imagen era cuidada y no había nadie que me fuera a delatar por varias razones, dos de ellas es que me eran leales como personas que fueron ayudadas por mi padre y por mí, incluso cuando residí en la cárcel. Y ahora que estaba libre me recibían con los brazos abiertos, pero la razón de estar aquí no era por cortesía o por querer vivir de nuevo aquí teniendo aún mucho por hacer en Whitechapel.