CINCUENTA Y TRES

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Mailen.

creo que todos estamos de acuerdo en que se siente raro estar sin la Abi, a pesar de que no hablaba tanto, es raro que no este entre nosotros.

—Cierto, me dijo que te pasara esto.—extendió un papel hacia el Salvador.

—A ver, a ver.—lo tomó y lo abrió, inmediatamente puso una cara triste.—Creo que puedo morir en paz.

frunzo el ceño, el Elías estira su cuello y lee en voz alta la nota:—Gracias por salvarme del pelotazo aunque no te lo haya pedido.—ladea la cabeza.—¿Por qué podís morir en paz?

—Porque siempre se resigno a darme las gracias y ahora lo hizo...—sonríe contento, a lo que yo también sonrió.

nos quedamos callados, miro al Elías por unos segundos y luego al Salvador que tiene una sonrisa triste.

no han pasado ni veinticuatro horas desde que se fue y ya se siente una eternidad, sobre todo porque nuestra amistad tiene mucho significado para mí al ser la primera persona que no me juzgo ni miró despectivamente.

» ¿Deberíamos ir a comer después de clases?—pregunta el Salva para alivianar el ambiente.

—No puedo, voy a verme con alguien.—inmediatamente me pongo nerviosa porque sí quiero ir, pero si no va el Elías entonces quizás el Salva no quiera ir conmigo.

—¿Y tu Maimai?—se acerca a mí.—¿Querís ir a una cita?

me hago hacia atrás y me atraganto con mi propia saliva por lo que él me da pequeñas palmadas en la espalda.

—¿U-una cita?—repito y no es porque este dudosa, sino tengo miedo de haberle escuchado mal y que haya sido producto de mi imaginación.

—Así es.—sonríe, asiento despacio sintiendo mi cara caliente.

me alarmó al recordar que el Elías también esta acá, pero parece ajeno a nosotros. Supongo que tiene muchas cosas en la cabeza.

—¿Deberíamos hablar con él?—apunto con mi cabeza al pelinegro.

—Yo me encargo.—se gira hacia el Elías y lo mira.—Compa ¿Estay bien?

despabila y lo mira.—Sí ¿Por qué?

—¿Nos querís contar qué te pasa?—pregunta despacio, él posa sus ojos rasgados en mí y luego en el castaño.—No pasa nada si no quieres.

—Sólo estaba pensando en la Abigail.—juega con sus dedos en sus piernas.—Creo que nunca le demostré lo mucho que me gusta.

se me encoge el corazón ante sus palabras, suena dolido.

» Unos días antes se lo trate de decir...—ríe nervioso.—Pero me salió una frase tonta, creo que ni siquiera se dio cuenta del significado porque no había ni luna ese día.—se pasa una mano por la cara y luego mira el cielo.—Se lo dije ayer, pero ya era muy tarde como pa' demostrárselo.

me inclino hacia adelante y agrando los ojos.—Ella lo sabía, sé que lo hacía porque de las veces que me habló de ti lo hacía con cariño y sabía muy bien que tú también la queriai como ella a ti.—asiento frenéticamente.—Te lo juro.

siento mi corazón latir a toda velocidad y es que me siento muy apenada por no poder ayudar de alguna forma.

me ofrece una sonrisa.—Gracias, Mai.

NO SEAI LLORONAWhere stories live. Discover now