CUARENTA Y OCHO

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siento mi boca seca al igual que mi garganta, chasqueo la lengua anotando las últimas ecuaciones y me echo hacia atrás. Nunca me ha estresado nada académico, siempre ha estado en segundo plano para mí, sin embargo, no significa que los haya descuidado; tengo el equilibrio perfecto y es que aún sin siquiera prestar atención puedo intuir rápidamente cualquier materia, excepto historia, odio tanto historia ¿Por qué tengo que aprenderme fechas y líneas de tiempo? ¿Por qué tengo que saber sobre weones que lo mas probable es que ahora sean polvo?

juego con el lápiz entre mis dedos mientras observó el techo de la sala de tono blanco demasiado cochino para mi gusto y eso que es el techo porque ni hablar de las paredes, del mismo color por cierto.

—Media hora para terminar.—habla fuertemente el profesor.

botó un suspiro y me recargo en la mesa, si soy sincera; los electivos los tomé al azar, ni siquiera sé que quiero estudiar porque siempre pensé que no viviría hasta estos momentos, puede sonar pesimista, pero la verdad no tenía mucha esperanza ni ganas de seguir.

mordisqueó mi labio inferior pensativa, tampoco es como que me he dado la paja de buscar carreras de mi interés, en situaciones como estas tengo el ánimo por el piso y me cuestionó si realmente quiero seguir viviendo para tener una vida miserable promedio.

creo que es absurdo el hecho de que siempre estoy pensando en el futuro, pero no en lo que debería hacer con el ¿Me explicó? Ni siquiera sé que es lo que quiero, pero ya estoy pensando en lo que podría salir mal.

estoy tan absorta en mi burbuja que ni siquiera notó cuando la mayoría del curso se ha ido y sólo queda el Salvador frente a mí.—Canelita ¿Estay bien? Pareces ida.

dejo el lápiz en la mesa y me echo hacia atrás, sus ojos azules me analizan detalladamente, pero no me importa.

—¿Cómo te fue en la prueba?—preguntó aclarándome la garganta, se encoge de hombros.

—Supongo que como las weas.—se resigna.—Pero no tan como las weas como para quedar pega'o en cuarto medio.

—Que bueno.—asiento, frunce sus labios.

hoy lleva un gorro negro que deja entrever algunos mechones de pelo y también la camisa con los primeros tres botones desabrochados por lo que puedo observar su tatuaje, es un dibujo que no entiendo.

—¿Y a ti?

—Supongo que bien.—murmuro vagamente, tal vez debería poner de mi parte para hacer la conversación un poco mas agradable, pero no tengo ánimos.

—¿Peleaste con el Elías?—ladea la cabeza.—Andai mas rara de lo normal.

niego con la cabeza, la verdad es que no nos hemos visto mucho estos últimos días porque ambos, bueno él no más, ha estado estudiando y preparándose pa' las pruebas y la PTU, que es en unos cuantos meses.

—Estaba pensando en una wea.—apoyo mis codos sobre la mesa.—¿Qué vai a estudiar?

—Ingeniería mecánica o algo así... No sé, depende como me vaya.—responde de inmediato, sin siquiera titubear. Asiento lentamente.—¿Y tú?

—No sé.—tomó la botella de agua que esta en la parrilla de la mesa, es parte de abajo de metal, y me la llevo a la boca.

—Pero... ¿No hay algo que te llame la atención? ¿O algún sueño que teniai cuando chica así como "Cuando grande quiero ser..." No sé, algo de ese estilo.—ladea la cabeza, trago el agua.

como cualquier cabro chico, obvio que tenía un sueño, o mas bien, una profesión de mis sueños. Creo que era algo como ser Profesora, pero eso era antes, mucho antes de lo que paso y también antes de que mi odio hacia el ser humano en general se intensificara, ahora odiaría tener una profesión así porque seria tedioso y estresante tener que enseñarle a un montón de weones que con cuea saben donde están parados, como yo, por ejemplo.

—Nada.—hago un mohín con los labios, él frunce el ceño.

además no es por mirarme en menos porque sé lo autosuficiente que puedo ser, pero con mi inestabilidad emocional dudo que me resulte fácil, menos si sigo sin superar la mayoría de mis traumas.

—Debe haber algo que te guste ¿Quizás psicología?

—Ni cagando.—contesto de manera automática, sacándole una risa.

¿Cómo chucha voy a ayudar a alguien si no puedo ni conmigo misma? O sea, lo estoy intentado, pero es un proceso tan largo que no me daría el coraje de ayudar ni aunque me hiciera millonaria. Además que horrible debe ser escuchar los problemas de los demás.

—¿Enfermería?—niego con la cabeza.—¿Abogada?—nuevamente niego.—¿Algún tipo de ingeniería?

—Tendría que verlas y ver si alguna me interesa.—me encojo de hombros.

—Bueno, espero que lo encuentres.—sonríe.—Con tu permiso, Canelita, voy a ver a mi mujer.

sonrió cuando se para y sale de la sala, la Mai lo mas probable es que deba estar en el laboratorio ya que ella tuvo electivo de biología. El Elías no vino hoy porque tenía que ayudar a su nona en algo y por consecuencia estoy sola. Hace caleta que no estaba sola y se siente raro.

si soy completamente sincera, mi futuro laboral y como adulta no es lo único que ha atormentado mi mente este último tiempo, sé que no debería sentirme así, pero no puedo evitar darle vuelta al asunto del Elías, es mas que obvio que me interesa y me preocupo por él, por eso mismo me da lata sentirme egoísta y arrastrarlo a mis miserias. Es horrible pensar así, pero también tiene un poco de verdad ¿Por qué es tan terco? Tal vez sus amigos eran un mierda y no tenían empatía, pero antes de mí, ellos parecían ser tan unidos, es como si yo los hubiese impulsado a ser lo que son ahora... Mis acciones antes fueron las peores y lo sé, encuentro muy masoquista de parte del ex-teñido que siga conmigo incluso cuando le pegue un combo. Si yo fuera él, nunca me habría perdonado porque lo que hice estuvo mal.

el día pasa volando y como ya estamos en el segundo semestre no tengo ningún taller, aunque igual me demoro salir porque me carga ser empujada por la manga de weones, que aunque entiendo que quieran arrancar de aquí, no justifico lo brutos que pueden llegar a ser. Cuando voy saliendo quedan como máximo diez estudiantes por todo el colegio por lo que camino lentamente hacia la salida.

creo que debería decir que me sorprende o actuar que sí lo hace en cuanto la veo, pero no es así. Sabía, o al menos presentía, que algo como esto iba a ocurrir, tarde o temprano debía conversar con ella.

—Abigail ¿Cierto?—pregunta como si estuviera tan cambiada desde que nos vimos, pero igual han pasado muchos meses desde que tuve el placer—sarcasmo—de conocerla.

—Sí... Señora Ada.—aprieto mis manos a los costados manteniéndome firme.

—¿Podemos conversar? Quizás no sea tan breve, pero es importante.—sus ojos rasgados, al igual que los de su hijo, me miran de pies a cabeza, siento que me juzgan, aunque poco me interesa.

tomó una respiración antes de hablar:—Bueno.

NO SEAI LLORONAWhere stories live. Discover now