DIECISIETE

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Abigail.

mirar emerger las burbujas de la bebida parece más interesante que el intento de conversación por parte del Elias.

estiró mis piernas porque estoy más rígida que la chucha, siento la mirada del ex-teñido pero no se la devuelvo.

—¿Alguna vez hay pensado que nosotros no somos reales sino parte de la imaginación de alguien?—ahora sí lo miré, alcé ambas cejas confundida.

—No.—me eché hacia atrás pero me retracté a medio camino porque no había respaldo en la banca.

caminamos por varios minutos hasta que llegamos a una especie de mirador donde podís ver casi toda la ciudad, desde que llegué aquí nunca había venido.

—¿Nunca?—me encogí de hombros.

—Creo que tengo más weas en las que pensar que en una suposición rara.—él chasquea la lengua, se levanta y camina hasta apoyarse en la baranda.—¿Tú sí pensai en eso?

sus ojos me miraron e hizo una mueca.—No sé, hasta hoy ni lo habría imaginado, pero capaz sí... ¿Viste teen beach movie?

—La uno.—tomó un sorbo de la bebida, pero ya se le había ido todo el gas por lo que hice una mueca de asco.—Porque tiene dos partes ¿O no?

asintió.—Me imagino que podríamos ser algo como eso, una película que se repite una y otra vez.

admito que me aterrorizó oírle decir que se repetiría una y otra vez, aunque no creía del todo lo que decía, igual me daba susto. ¿Vivir de nuevo toda esa mierda? No, gracias.

—No creo ni me gustaría que fuera así tampoco.—niego con la cabeza.

—¿Por qué no?—ladeo la cabeza, tenía sus manos en sus bolsillos y temblaba un poco por el viento helado.

—Porque es horrible vivir así.

guardó silencio y yo tampoco me molesté en continuar una conversación que me estaba sacando de mis casillas, sin embargo, abrí la boca antes de que pudiera siquiera pensarlo.

» A veces me gustaría no estar.—murmuré bajito con la intención de no ser escuchada, ni puta idea de porque estaba hablando y diciéndole estas weas, pero de alguna forma me liberaba y se sentía bien.—Creo que muchas cosas serían fáciles para los que me rodean si yo no estuviera cagándoles la vida.

apenas terminé mordí mi lengua con fuerza, no me atreví a mirarlo.

weona, me sentía tan weona.

—¿Cómo sabís que les cagai la vida?—tragué en seco.

ya había soltado la wea, no podía retractarme, menos cuando tenía ganas de gritarle como me sentía.

—Por algo ahora estoy aquí contigo y no con ellos.—obvié.

desde luego que eso no era todo, sin embargo, por algo se parte y es la forma más simple en la que podía explicarle a él que no sabe nada sobre mí.

cada tanto pasaban autos y nos llegaba la luz de estos, sólo había un poste, pero este no funcionaba. Fijé mi vista detrás del Elias, donde se podían ver las casas y edificios todo iluminado.

—Te diste cuenta que algunas luces forman letras.—me levanté y me puse a su lado, a un metro, pero a su lado.—No es ninguna palabra, sólo son letras al azar.

con su dedo índice apuntó a un sector en específico, asentí reconociendo las primeras letras como F y D entre otras.

me di media vuelta y me quedé mirándolo, su pelo estaba revuelto, estaba sonriendo un poco y pasaba sus manos por las barandas, donde quién sabe quién habrá estado ahí, hice una mueca de asco al imaginar la cantidad de gérmenes que podrían haber ahí.

giró su cuello y sonrió con más ganas mirándome.—¿Por qué sonreís?

—¿Por qué me mirai?—alzó una ceja, me encogí de hombros y volví mi vista al frente.

—Pensaba en lo asqueroso que era tocar la baranda como lo estay haciendo tú.—de reojo vi cómo quito sus manos de ahí.

—Cuéntame algo sobre ti.—se acercó un poco más, fruncí el ceño y me alejé lo mismo.

—No.

—Bueno, yo te cuento algo sobre mí... A ver, estoy de cumpleaños en junio, o sea el 19 de junio.—asentí sin prestarle mucha intención.—Tú estay el 19 de abril... ¿Coincidencia? ¿El destino?

—¿Por qué hablai tanta wea junta?—ladee la cabeza, soltó una carcajada.

—Es un don.—se inclinó hacia adelante haciendo una reverencia.—Ya pero quizás somos almas gemelas...

entrecerré los ojos y sin evitarlo me reí, me afirmé el estómago y casi se me salen lágrimas, fue como si tuviera la risa reprimida hace muchos años, en vola no era chistoso, pero no podía evitarlo e incluso me dieron ganas de hacer pipí.

se acercó y me sobó la espalda cuando me ahogué con mi propia risa, no parecía enoja'o por haberme reído de su absurda suposición, tenía una gran sonrisa en el rostro, haciendo que sus ojos rasgados se vieran como si estuvieran cerrados, pero sabía que me estaba mirando y no me incomodaba en absoluto.

(...)

el camino de vuelta se sintió más ligero que cuando recién llegamos, nuestros brazos se rozaban pero no sentí esa necesidad de alejarme mil metros, sabía que de a poco me estaba sintiendo más cómoda con él y era tan raro.

—Mi comida favorita es el arroz con huevo ¿Y la tuyo?—preguntó.

—No sé, ¿El puré?—patee una piedra.

—¿Con qué?

—¿Con... Tomate?—hice una mueca, comía de todo por lo que no tenía favorito.

—¿Puré con tomate? Que fome.

—La tuya es arroz con huevo, no me weís.—se rió.

—Eso es porque nunca haz probado el arroz con huevo de mi nona.—como éramos casi del mismo porte al mirarnos nuestros ojos quedaban a la misma altura, de cerca se le notaban algunas pequeñas pestañas y granos, tenía los labios curvados hacia arriba y unas pequeñas líneas marcadas a los lados de sus ojos.—¿Vai a estar bien?

fruncí los labios y volví a mirar al frente, no sabía si la Sandra seguiría ahí, pero tenía que ir igual no más, no podía seguir evitando.

—Sí.—cruzamos la calle, estábamos a nada de llegar y me sentía ansiosa.

al ver la reja de la casa de mis abuelos, un escalofrío paso por toda mi espina dorsal, haciendo que me sacudiera, él me miró preocupado.

—Cualquier cosa...—carraspeó.—Podís hablarme si querís salir de aquí.

mordí mi labio inferior y enterré las uñas en la palma de mis manos.

antes de entrar lo miré.—Gracias, Elias.

NO SEAI LLORONAWhere stories live. Discover now