TREINTA Y SEIS

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cuando chico viví rodeado de mujeres; mi nona, mi mamá y sus dos hermanas, literalmente fui el único hombre de la familia hasta que nació mi primo chico, pero eso fue años después. Casi todas mis tías son separadas, a excepción de una, recuerdo escucharlas reclamar de lo vago o mentiroso que podía llegar a ser su conviviente y como odiaba que fuera así, recuerdo también como siempre me decían que yo no debía ser así, debía tener un buen corazón y no mentir, nunca me importó porque siempre viví despreocupado de todo sin interesarme mucho por alguien más.

sin embargo, casi siempre pensaba en las conexiones, esa forma que va más allá de querer a alguien, cuando conectai de una forma tan bacán con alguien que luego se te hace inpensable seguir después de eso. Almas gemelas le llama la Rosie, yo le digo como sea, en algún punto de mi vida pensé que yo lo tenía, que había conseguido una amistad que iba más allá de la hermandad, sin siquiera decirle podíamos percibir lo que el otro quería porque nos conocíamos caleta, me sentía cómodo con él y todo era bacán... Creí que nunca iba a arruinarlo que éramos tan inseparables, él el impulsivo/intenso y yo el que calmaba las aguas y aceptaba todo sin mucho reclamo.

no puedo dejar de mover el pie cuando la Abigail vuelve con un vaso con agua, me lo extiende mirándome con desconfianza, muy diferente a como me miraba antes.

—¿Por qué parecís nervioso?—se sienta en el sillón a mi lado cruzándose de brazos en el acto y sin quitar sus ojos de los míos.

por reflejo dejo de mover la pierna y me tomó el agua al seco, casi chorreandome, sé que me sigue mirando y me hace encogerme un poco porque parece estar análizandome.

» Cálmate un poco, el agua no se va a evaporar.—hace una mueca de desagrado cuando me seco con el dorso de la mano.

—Creo que debería irme.—me levanto apresurado. Sé que venía con una intención, pero como no se lo dije al principio comencé a acobardarme porque debo admitir que me da un poco de miedo la reacción que puede tener la Abi, además prefiero enfrentarme a los que creí que eran mis mejores amigos antes que contarle.

—Irte.––repite en voz baja.—Chao.—agita su mano de lado a lado.

la miró incrédulo.—¿No vai a preguntar por qué?

—¿Debería?—alza ambas cejas.—Te lo he dicho varias veces; si querís irte, vete.—se encoge de hombros restándole importancia.—No te lo voy a impedir.

—¿Nunca?

sé que entiende el doble sentido de la pregunta porque su expresión cambia drásticamente, nuevamente su ceño se frunce y se queda en silencio, espero pacientemente su respuesta porque es algo que me gustaría saber. No es como que tenga planes de dejarla, más bien siento que si eso llegara a pasar, lo de que alguien se fuera a alejar, sería ella.

—No sé.––responde mirando el piso.—Tendría que respetar tu decisión no más.

debería sorprenderme o sentirme ofendido, pero de lo contrario, me lo esperaba. No es como si alguna frase como "no dejaría que te fueras" o algo así de weon fuera a salir alguna vez de la boca de la Abigail.

» ¿Querís alejarte?—está vez si me sorprende sentir inseguridad en su voz, pasa sus dedos por sus nudillos y sigue sin mirarme por lo que no sé que cara tendrá.

—¿Después de lo mucho que me costó lograr que dejarai de mirarme con odio? Ni cagando.—niego efusivamente con la cabeza, oigo su risa suavecita y levanta la cabeza.

trago en seco volviendo a sentirme nervioso, pero esta vez por la forma en la que me mira, no sé que chucha estará pensando, pero me gustaría mucho saberlo.

NO SEAI LLORONAWhere stories live. Discover now