TREINTA Y SIETE

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Abigail.

me causa gracia mirarla, no sé que chucha esta haciendo acá, pero sé que se ve muy desesperada intentando la wea que sea que quiera hacer.

—¿Cómo chucha sabís donde vivo?—preguntó abriendo la reja, pero no salgo, sólo me quedó ahí.

—Me lo dijo el Jorge.—responde sin titubear, frunzo el ceño.—Tengo una pregunta.

—Y yo no estoy interesada en responder tu caga de pregunta, ándate.—aprieto con fuerza uno de los fierros de la puerta, sus ojos azules me miran y puedo ver cómo sonríe abiertamente.

—¿Qué se siente ser la culpable?—alzó una ceja.

—Que yo sepa no soy la culpable de ninguna wea.—muerdo el interior de mi mejilla.

—¿Nada?—se cruza de brazos, me molesta la forma en la que habla, es como altanera.—¿Y lo qué pasó hace ocho años...?

inmediatamente agrandó los ojos, mi mente se queda en blanco y mi mano se aferra fuertemente a la reja. Siento mis latidos acelerarse al igual que mi respiración se agita.

—¿Por qué mierda sabís eso?—mi voz sale un tanto temblorosa.

—El Elías también lo sabe.

siento como si todo el peso que me había costado tanto soltar, recaía sobre mis hombros. Siento mi cuerpo entero temblar y me dan unas fuertes punzadas en el pecho que me dificultan la respiración.

» ¿Por qué creís que erís tan especial?—pestañeo aturdida.—No erís mas que una weona traumada que necesita amor y como el Elías te da todo lo que querís... ¿Por qué mierda creís que podís quitarme mi lugar?

—¿Me estay webeando? ¿Todo esto es porque tu amiguito no te ofrece la misma atención que antes? ¿Creís que es un juego esta wea?—expulso tan rápido todo que dudo que me haya entendido.—¿Querís al Elías de vuelta? Llévatelo weon, pero dudo que te vaya a hacer caso.

—Quiero que te alejes de él y no lo volvai a buscar, sólo vai a terminar haciéndole daño como siempre lo hay hecho con las personas que te rodean.—su cara esta roja y siento que yo debo estar igual, sobre todo cuando siento tanta ira.

me da rabia que hable sin saber, que diga estas weas como si fuera poco, como si fuera un chiste todo lo que viví y lo puede usar para chantajearme porque no es más que una weona manipuladora que se pico por algo tan insignificante como una amistad culia.

—Ándate.—no se mueve.—Ándate, no te lo voy a volver a repetir.

—¿Entendiste lo qué te dije? aléjate...

—Ya te entendí y me importa un pico.—la interrumpo.—Ándate.

creo que me sorprende lo calmada, entre comillas, que estoy.

—Él sabe todo.—murmura encogiéndose de hombros, frunzo el ceño.—Tus enfermedades mentales y lo que te pasó...

con fuerza cierro la reja culia, pero la muy aweona en algún momento se acercó a mí y ésta le impactó e hizo que se fuera de espalda al piso.

no me muevo, aunque puedo oír como se queja y llora, pero no me muevo porque de pronto lo veo frente a mí, el ex-teñido apareció de la nada y no hay que ser muy inteligente pa' cachar que por sus gestos esta caga'o de miedo.

creo que ni siquiera pestañeo cuando se agacha para ayudar a su amiga, o la wea que sea, ella lloriquea como si hubiera sido la media wea el golpe culiao que recibió por weona.

—Me duele la cabeza.—lloriquea.—Elías.

toma su mano, parece que tanto él como yo no sabemos como reaccionar, sus ojos me miran y siento una punzada más dolorosa que las anteriores, me teme a mí.

NO SEAI LLORONAWhere stories live. Discover now