TREINTA Y CINCO

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Elías.

apenas entró a mi pieza la pantalla del celular se prende, así que olvidando que venía a buscar me acercó al teléfono que esta encima del velador y cuando lo tomo me tiró a la cama. Me extraña leer el nombre del Jorge en la pantalla porque pensé que no íbamos a hablar en mucho tiempo, una sonrisa se expande en mi rostro cuando veo que me ha mandado fotos, él es tan random que siempre manda fotos de cualquier cuando dejamos de hablar por un largo tiempo.

de a poco mi sonrisa se fue borrando después de leer lo que me había mandado, lo primero que me sorprendió fue ver el nombre de la Abigail y luego una fecha de hace cuatro años, más abajo otra fecha pero de hace ocho años y luego lo sucedido ese día, 19 de abril de 2012.

dejó de leer apenas veo los diagnósticos, tiro el celular a la chucha enojado con ellos y conmigo mismo por seguir leyendo la wea. Me paso las manos por la cara frustrado.

—¿Te caíste de la cama?—pregunta la nona apareciendo con una sonrisita burlona.—¿Qué pasó?—se agachó y recogió el teléfono.—Mira cabro weon, se te rompió la pantalla.

se acercó a mí y me mostró la pantalla en la cara, se había trizado en muchas partes, ni siquiera cache que lo había mandando con tanta fuerza.

sus cejas se fruncieron al ver mi cara y me inspeccionó por un largo rato, mientra tanto se sentó frente a mí y dejó el celular en su regazo.

» ¿Qué pasó?—preguntó preocupada.

—Estoy enojado, nona.—murmuró regulando mi respiración.—No saben respetar nada, juro que trate de hacerlo bien y...

—Lo hiciste bien, Elías.—acaricia mi cabeza y me sorprendo ante el gesto porque ella no es de hacerlo mucho, creo que es la tercera vez en la vida que lo hace.—Si ellos no respetaron tu decisión y siguieron metiéndose en tu vida, estás en todo el derecho del mundo de e enojarte y alejarte de esos tontorrones.—sonríe con cariño.—Pero no te desquites con otras cosas, mira que ahora dejo de funcionar la tontera.

—Perdón, nona.—agarró mi celular y cuando lo prendo la pantalla esta entre blanca y negra, son delicadas estas weas.

—¿Puedo saber qué pasó?

—Me mandaron unas cosas de la Abigail.—murmuró bajo.—No quería enterarme así, prefería mil veces que ella me contará, si es que quería, lo que le había sucedido.

agrandó sus ojos.—¿Lo supiste?

—¿Tú sabiai?

—Conozco a su abuela desde hace años.—se encoge de hombres.—Lo supe apenas la vi, que era la niñita del pasado difícil.

—No sé que decir, nona... Ella es muy fuerte.—trago grueso.—Sus trastornos... Sabía de algunos, pero me sorprendió ver que eran tantos... ¿Debería ir a verla? Debería disculparme por saber, pero también no quiero porque puede enojarse.

se ríe despacio.—Cálmate primero, siempre pensai en los otros antes que ti, niño.—me da un pequeño golpe en la cabeza.—Creo que te erís demasiado blando para ser alguien que críe yo.—frunzo el ceño tomándolo como una ofensa.—Pero eso es bueno, erís una buena persona, Elías.

cierro los ojos un poco más relajado, siempre voy a decir que la nona es la mejor abuela del mundo, puede que sea una señora gruñona la mayor parte del tiempo y evite las peleas, pero siempre sabe como calmarme.

» Me voy a encontrar a esa niñita y al Jorge y les voy a dar un tirón de orejas, ya vai a ver.—se levanta de la cama.—¿Querís comer algo?

—Voy a ir a ver a la Abigail.—me levantó de la cama y voy hasta la silla donde esta mi poleron.

—Llámame cualquier cosa, tu mamá hoy no llega por cierto... ¿Cuando le vai a decir a tu mamá?

—¿Qué cosa?

—Que te gusta la niña que te pegó un combo.—se rió, ruedo los ojos.

—Me voy.

—Sí, sí.—me hace señas para que me vaya.—Cuídate, cabeza de chorlito.

sonrió cuando salgo de ahí y voy hacia la casa de sus abuelos donde me dijo que se estaba quedando por este fin de semana.

en el camino me frustró caleta por todo lo que me ha pasado en poco tiempo, primero mi papá, luego el distanciamiento con mis mejores amigos, también la desconfianza que se generó entre mi mamá y yo... Ni siquiera sé si lo que estoy haciendo es lo correcto y es lo que más me asusta, no quiero lamentarme después por no haberlo hecho bien.

mis pies se detienen cuando la veo en el patio barriendo con una cara de mal
humor, la sonrisa me vuelve de nuevo al rostro cuando la veo reclamando y peleando sola.

sus ojos se topan con los míos y frunce más el ceño, algo muy común en ella que ya estoy acostumbrado a recibir, es como si en vez de darme una sonrisa siempre me recibe con el ceño fruncido.

—¿Te vai a quedar parado ahí admirando mi belleza?—pregunta enderezándose y dejando de lado la pala y la escoba.

me rió y avanzó la distancia que me queda, sus ojos brillan un poco cuando me acercó y eso me provoca un leve escalofrío en la nuca.

—¿Admirando tu belleza?—repito en tono de burla.

—Sí ¿Algún problema?—alza una ceja y me abre la reja, me pongo a su lado, creo somos como de la misma altura.

—No, no.—niego con la cabeza.—¿Estay sola?—estiró mi cabeza hacia su casa y no siento ningún ruido.

—¿Por qué? ¿Querís volver a entrar, Elías?

su forma de decir mi nombre me gusta, quizás para algunos suena normal, pero cada vez que lo dice me produce cosquilleos en las puntas de los dedos y me gusta eso.

—¿Puedo?—inquiero, ella se adelanta y abre la puerta invitándome a pasar, nuevamente observó su casa con curiosidad, tiene un olor como a navidad y me gusta aunque resulta un poco hostigador.

casi olvido a lo que vine hasta que veo la foto de ella con su mamá, cuando me doy vuelta a mirarla ya no esta a mi lado, pero escucho la llave del agua así que supongo que estará en la cocina, no me muevo, sólo me quedo ahí viendo las fotos, en otra sale un poco más grande con otra familia, esta vez no sonríe, sólo mira la cámara.

—Lo único que te voy ofrecer es un vaso con agua, ahí veís tú si lo tomai o lo dejai.—rió expulsando todo el aire que había retenido hace un rato, una media sonrisa aparece en su rostro y se acerca a mí.

—Por ahora no, gracias.—ella asiente y se acerca a mirar las fotos, su frente se arruga cuando ve la foto de su mamá y ella.

—La extraño tanto.—susurra, una mueca de tristeza se cruza por su rostro por unos segundos pero luego vuelve a uno neutro.

la observó por un largo rato, parece pérdida en sus pensamientos y no quiero molestarla por lo que lo único que hago es en verla sumida en quien sabe que, sus labios carnosos están levemente apretados haciendo que sus mejillas se inflen un poco, mira la foto y puedo ver la tristeza que tanto se esfuerza en ocultar y que ahora ya sé porque es.

se gira de golpe mirándome directamente a los ojos haciendo que me sienta intimidado, pero a la vez relajado y de un segundo a otro me olvido de todo, de mis problemas, de mis supuestos amigos y de las decisiones que debería tomar. Es chistoso pensar como siempre creí que era relajado pero en realidad sólo evadía las weas y fumaba mota pa' sentirme mejor, cuando sólo quedaba en un bucle y sin saber que hacer con mi vida, hasta que la conocí mejor. Aunque no sé si debería sentirme agradecido por despertarme de mi sueño o enojado por mostrarme la cruda realidad.

en el momento en el que su mano toca mi mejilla y se acerca a tal grado que siento su aliento chocar en mis labios deja de importarme porque me rindo ante ella y no podría importarme menos lo que podría pasar si sigo así.

NO SEAI LLORONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora