VEINTIUNO

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Abigail.

odio las multitudes, odio los malos olores y sobre todo odio las mañanas ¿Qué pasa cuando todo esto se junta? Estoy de mal humor multiplicado por un millón.

muevo mi pierna inquieta mientras el cabro chico de la Mailen parlotea sin parar, también odio a los cabros chicos por lo que mi paciencia hoy es escasa, no obstante, no digo nada sobre todo por lo que me costo decirle que quería venir con ella.

siento que alguien pasa a llevar mi brazo con su pierna y tiemblo por los escalofríos, que asco. La castaña a mi lado va tan absorta en su mundo que ni siquiera nots cuando estamos en el paradero del colegio, pero no le digo nada porque no sé donde queda el jardín o colegio, la wea que sea, del cabro chico.

a lo lejos noto la espalda del ex-teñido bajando las escaleras de la micro, frunzo el ceño preguntándome cómo chucha sé reconocerlo.

cuando la micro avanza veo su perfil parece que esta masticando algo por la forma nada disimulada en la que mastica y luego veo que saca un pedazo de algo para metérselo a la boca, la micro avanza haciendo que desaparezca completamente de mi vista, no siento enojo hacia, no me importa tanto como para enojarme solo se siente feo que me haya dejado ahí con sus amigos que no me interesaba para nada en conocer.

—Aquí nos tenemos que bajar.—murmura despacio la Mailen, me paró y dejo que ella pase primero.

se siente raro esto de acompañarla, ni siquiera es la gran wea, pero aún así es extraño seguirla.

—Mai ¿Vas a venir hoy?—pregunta el cabro chico antes de entrar.

—Como siempre iremos a tomar helado.—sonríe y me siento mal por ella.

¿Por qué son tan crueles las personas? No conozco su historia completa pero con sólo oír que le hicieron cagar la vida por una foto me molesta y sobre todo me molesta que ella no se defienda.

—Eres la mejor hermana.—le da un beso en la mejilla luego me mira a mí.—Chao amiga de la Mai.

—No somos ami...

—Chao.—me despido de él.

es chistoso que alguien no me considere su amiga cuando estoy tratando de serlo, puedo saber como se sintió el Elias.

—Siempre he querido preguntarte esto.—murmura bajo cuando estamos de vuelta hacia el colegio.

—¿Qué?—respondo más pesada de lo que pretendo.

—¿Por qué no tenís amigos?—ladea la cabeza.

—Porque no me interesaba.—respondo con honestidad.

—¿Y nunca te sentiste sola?—vuelve s preguntar.

admito que me molesta un poco que sea tan preguntona ¿No pude quedarse conforme? Que agradezca que le respondí...

—No.—me encojo de hombros.

nunca tuve a alguien con quien compartir por lo que me acostumbré y resulta que es no es tan malo como se ve.

—¿Estay aquí conmigo por pena?

la miró con el ceño fruncido ¿Parezco alguien que hace las weas por pena?

—¿Creís eso?—alzo una ceja, ella pone un mechón de pelo detrás de su oreja.

—No sé... Es que no sé porque más estay acá conmigo entonces.—Hago una mueca.

estiró mi cuello y levantó el mentón para mirar el cielo que esta nublado, suspiro pesadamente.

—Creo...—trago saliva ¿Por qué es tan difícil? El ex-teñido ni titubeaba cuando me pedía que fuéramos amigos.—Yo pensé que... Que podríamos ser ¿Amigas? No sé.

deja de caminar pero yo lo sigo haciendo, al menos ya lo dije.

—¿Amigas?—la oigo decir, pero la ignoró. Corre hasta mi lado y toma mi brazo, sus ojos denotan sorpresa.

Ya ¿Por qué le da tanto color? No es como si le hubiese dicho la media wea ¿O sí?

» ¿Abigail de verdad querís ser mi amiga?

—Por algo te lo dije.

—¿No te molesta?—suelta mi brazo y se remueve incómoda.

—¿Qué cosa?—Por como me mira cacho que se refiere a la wea que le sucedió.—No es como que me importe mucho la verdad... ¿Tiene que importarme?

su cara cambia al tiro y sonríe.—Seamos amigas.—Alza su dedo meñique, la miró raro.—Hazlo también.

—No.

su sonrisa se borra y lo hago porque temo perder a la primer amiga que he hecho en mis cuatro años de media.

(...)

no tengo sueño.

no es una novedad ¿Verdad? Sí, tampoco me sorprende.

me levantó de la cama y me cambio el pijama por un buzo y un poleron, termino de abrocharme los cordones de las zapatillas y salgo por la ventana, honestamente no tengo intenciones de volver hasta en la mañana así que le pongo el pestillo. Quizás dar un paseo no me haga dejar de pensar en eso, pero si me mantendrá ocupada.

cae una pequeña llovizna mientras camino hacia la plaza que queda cerca de la casa de mis abuelos porque ahí es donde me estoy quedando por mientras, aún no me siento lista para dar la cara ante la Sandra.

siempre me ha costado trabajo asimilar lo que me pasa por lo que recién estoy pensando en que hice un amigo, mi mamá sin duda estaría orgullosa.

detengo el movimiento del columpio cuando me doy cuenta lo que he dicho ¿Dije mi mamá? Hace tanto tiempo que no pensaba en ella y no me sentía triste, sólo tenía nostalgia.

esto se ha hecho recurrente, el no sentirme como yo misma, sentir que muchas cosas han cambiado que yo he cambiado, pero nunca pensé que mi forma de ver eso también lo haría, no obstante, no le doy tanta vuelta a ese asunto porque sino me iría a la chucha.

apoyo mi cabeza en la cadena del columpio y vuelvo a balancearme tarareando una canción, la luz del poste alumbra justo donde estoy y es loco ver que no pasa ni un alma, debería asustarme pero no me importa en absoluto, incluso si son las una de la mañana, creo que me resulta incluso tranquilo.

—Conozco esa canción.—me sobresaltó al oír la voz molesta del ex-teñido.—¿How to save a life? Interesante.

agrando los ojos, él se queda parado frente a mí con una media sonrisa.

que miedo, ni siquiera lo escuche venir.

» ¿Qué hacís aquí?

—Que te importa.—me reincorporo en el asiento, él frunce el ceño.

—¿Otra vez huyendo?—niego con la cabeza.—¿Entonces...?

—Que te importa.—vuelvo a repetir, él ríe.

—¿Estay enojada?

—No.—aprovechó de mirarlo de pies a cabeza y veo que aún sigue con el uniforme.

que cochino.

—Podría pasarte algo si estay sola a esta hora.—se sienta en el columpio de al lado, lo veo de reojo como se balancea de adelante hacia atrás.

—¿Por eso me seguiste?—intuyó porque es lo mismo que hizo la otra vez.

—No te seguí, iba de vuelta a mi casa cuando pase por acá y te vi.

—Debiste seguir por donde ibai entonces.—espeto un poco brusca.

—Perdón.—suspira.—Perdón por dejarte sola el otro día.

trago en seco y lo miro, él también me esta mirando pero sin su sonrisa.

—Bueno.—me hago la indiferente, pero se siente bien que me pida perdón.

aunque obvio que no se lo voy a decir.

NO SEAI LLORONAWhere stories live. Discover now