Capitulo 15. Hoʻomanaʻo a me ka makaʻu

554 29 18
                                    

Los Ángeles California, Bel Air.

Después de visitar a Lisa, entendí que lo único que me mantenía viva era poder vengarme de Valdés, ¿Qué hice después de que lo conseguí? Es lo que intento averiguar, y sé que si no está aquí, ni en mi segunda opción; entonces esta en Hawaii, y de ser así, creo que me tomare el tiempo necesario para decidir qué hacer.

Por lo pronto estaba a punto de llegar a la que era mi casa en Bel Air, durante el camino intentaba repasar que haría, pero al parecer desde que estoy improvisando todo va dirigiéndose hacia donde debe ir, así que seguiré haciéndolo.

Al bajarme del auto, lo que estaba frente a mí sin duda no era mi casa. Era este el lugar pero yo no vivía en una especie de preescolar o algo así. Mire mi GPS a ver si estaba mal la dirección, pero no, aquí era. Es que esto si podía recordarlo, no podía equivocarme.

Me acerque hasta la casa, pase el gran jardín donde antes había una fuente y un jardín lleno de flores de diferentes tipos, pues me gustaban mucho; y donde ahora había un pequeño parque para niños, el cual me distrajo tanto que tropecé con una pequeña pelota y en el trajín con una pequeña niña que corría aceleradamente y que por el impacto cayo hacia atrás y comenzó a llorar.

—Lo... lo lamento... —y me acerque hasta la niña que señalaba con su pequeña mano que se había golpeado los codos— está bien, ¿Aquí te duele? —Y ella asintió y comencé a sobarle un poco y ella fue callando un poco su llanto—, no te vi ¿ok? Lo siento. Mi nombre es Diane, ¿Y el tuyo?

—M...Maya —respondió la niña entre algunos sollozos.

—Pues lo lamento de nuevo Maya, ven te ayudo —y la niña tomo mi mano y juntas nos levantamos del suelo— ¿Me mostrarías este lugar? No lo conozco y pues tu pareces una buena guía.

—De acuerdo —respondió ella limpiando sus lágrimas.

—Bien, te daría un dulce pero, en mi defensa no sabía que habían convertido mi casa en un preescolar.

—Este no es un preescolar, es una casa para chicos sin padres —dijo la niña dejándome sorprendida ¿Cómo fue que convirtieron mi casa en un orfanato?

—Mmm... entiendo —La verdad ya no quería ver la casa, quería respuestas.

Casualmente una mujer de cabellos rubios, alta y de ojos azules, venia hacia nosotras. Maya seguía tomada de mi mano, cosa que al parecer sorprendió a la cuidadora porque no dejaba de verme con asombro.

—No puedo creer que al fin este aquí —decía la señora muy emocionada y no sabía exactamente que quería decir eso. A menos que... Ok, aquí vamos de nuevo, alguien que no recuerdo— Comandante Brighton, es un placer volver a verle. Desde que se abrió la casa quise que viniese pero entiendo que estaba muy ocupada.

¿"Comandante"? Nadie me llama "Comandante" en Los Ángeles, siempre me dicen "Teniente".

—Bien empezare diciéndole que hace unas semanas tuve un accidente... digámoslo laboral y pues tengo amnesia, así que no le recuerdo. Lo lamento, sin embargo ¿Podría decirme quien autorizo convertir mi casa en una casa hogar?

—Usted misma —dijo la señora un tanto sorprendida, pero no tanto como yo con esta actitud altruista.

— ¿Le importaría contarme toda la historia?

Haber pedido aquello, desato una especie de emoción en la señora, pues me condujo con ella hasta una pequeña mesa y estando ahí pidió café, uno bocadillos y envió a Maya con los demás niños; de quien me despedí cordialmente de nuevo pidiéndole disculpa por nuestro aparatoso encuentro, y se dispuso a contarme toda la historia.

Hawaii Five-0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora