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Dean.

Paso una semana desde la muerte de Rossalie y aún me negaba a creerlo, Milar y Butel se encargaron de buscar pistas, que todo haya sido una trampa y Maksim todavía tuviera a Rossalie y Mónica pero nada cambio, las dos murieron.

Quise regresar a París y averiguar por mi cuenta, pero no era lo mejor ni para mí, ni para mí madre. Maksim seguía por ahí haciendo de las suyas mientras que mi vida se fue a la mierda. Me negaba a creerlo, pero no había nada que demostrará lo contrario.

Las noches las pasaba en vela, deseando volver a verla, abrazarla y besarla. Si no hubiera sido tan tonto desde un principio, ella estaría viva y feliz, cumpliendo sus sueños.
Voltee hacia la mesa de noche, las 2:16 am y parecía que no volvería a dormir en mucho tiempo.

Me levanté de la cama y fuí hacia mi maleta, saque mi laptop y vi una pequeña cajita en forma de corazón, recuerdo haberla visto desde que llegamos pero no me dio curiosidad ver qué era.
La tomé entre mis manos y fuí hacia la cama, rompí la caja y varias cosas se regaron por la cama entre ellas unas pruebas de embarazo.
¿Que mierda?

Tome las dos pruebas de embarazo y la hoja de estaba con ellas.

Mi amor.
Quise decirte esto mucho antes pero no tenía el valor, las cosas tomaron otro rumbo y al parecer todo va bien.
Después de la ceremonia estoy consiente que tú y yo viajeremos lejos para continuar con nuestra vida y realmente espero que las cosas salgan como las planee, decirte esto estando frente a frente
¡ESTOY EMBARAZADA!
Tengo aproximadamente un mes y medio, por eso mis malestares y las ganas de vomitar a cada rato, lamento haberte ocultado esto, pero tenía miedo de que alguien más se enterará y tratara de hacernos daño con eso.

Te amo demasiado, vamos a ser papás.

La vida se me cayó a pedazos y comencé a llorar, Rossalie murió con mi hijo en su vientre.
La rabia y la tristeza en mi pecho no cabían, no había comparación con las cosas que había vivido anteriormente, la perdí por idiota, por no tener el valor de haber dejado antes toda esta mierda.
Me levanté de la cama y comencé aventar todo, cuadros, ropa, botellas, las ventanas se hicieron trizas y con ellas mis manos.

Todos entraron corriendo a mi habitación, tenía demasiado coraje.

-Dean, basta, ¡¿que haces?!

-Quiero que lo encuentren y me lo den para matarlo.

-Lo haremos, pero mantén la calma.

-¿Quieres que guarde la calma?, Maksim mato a mi mujer estando embarazada, ¿COMO QUIERES QUE ME CALME?, Íbamos a ser padres y ahora no tengo a ninguno de los dos.

-¿Que estás diciendo?

Mi madre se acercó a mi y le extendi todo, la caja, las pruebas, la carta y la pequeña ropita.
Comenzó a llorar al igual que yo, Maksim y Thomas se encargaron de joderme la vida y yo lo haría con ellos.

-Milar, encuéntralos a como de lugar y traelos conmigo, me pagarán con su vida lo que han ocasionado.

-Lo haré.

Me levanté del piso con ayuda de mi madre y ella comenzó a curar las heridas de mis manos, el ardor que provocaba el alcohol parecía aliviar un poco el dolor de mi corazón, pero solo un poco, el gran vacío en mi corazón aumentaba cada vez más y aunque ya no había vuelta atrás, tendría que vivir con su ausencia. Me negaba a creerlo y eso me lastimaba más.

*

Los días pasaron, la casa se quedó vacía cuando mi madre tuvo que regresar a París para seguir al mando de la empresa, Miranda estuvo enterada de todo y entro en shock al enterarse de la muerte de Rossalie y el causante de ella, la dejó mal por unos días pero continúo con su vida.
Milar y Butel se encargaron de la búsqueda, pero parecía que la tierra se los había tragado y no aparecían por ningún lado, se esfumaron y eso me volvía loco.
Vengaria la muerte de Rossalie y de mi bebé, porque ellos me lo arrebataron todo.

Mis horas se consumían rápidamente, las botellas de alcohol nunca eran suficientes para olvidarme de ella, los cigarrillos iban uno tras otro y mis pulmones pedían más y más. Quería morirme, quería verla, pero no sería lo mismo, jamás.
Ivo no se apartaba de mi lado, se quedaba conmigo día y noche, cuidando que no llegara a cometer una tontería y aunque estuve apunto de hacerlo, no podría irme sin matar a esos bastardos.

-Joven es mejor que suba a su habitación y trate de dormir. No puede continuar así, su salud es importante.

-Mi salud ya no importa Ivo, tu deberías de estar con los otros dos y buscar a esos hijos de puta.

-No me iré de aquí joven y lo sabe, estoy seguro de que pronto los encontrarán.

-Ansio ese momento con toda mi vida.

Camine hacia mí habitación y me tumbe en la cama.
Fue imposible no llorar, me hacía falta, su voz, su risa, extrañaba su aroma por la habitación y las pláticas nocturnas que teníamos durante la madrugada, para terminar haciendo el amor y dormir profundamente.

Habían pasado tan solo 15 días desde su muerte y el dolor no disminuía, seguía intacto y por más que trataba de estar tranquilo y aceptarlo, no podía. Parecía que jamás la iba a olvidar, que jamás podría ser feliz sin ella a mi lado, sin mi bebé.

Paris In The RainOù les histoires vivent. Découvrez maintenant