48 - Cada sueño que tienes

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Can

Vivíamos los primeros días después de la boda como en un sueño, éramos felices, poco a poco íbamos encontrando nuestro equilibrio en la vivencia de nuestro día a día juntos, mientras que las noches eran un espacio fuera del tiempo, todo para nosotros, donde nuestras almas se unían en una nueva intimidad, extremadamente profunda, más consciente.

En esos días Sanem había terminado de escribir su segundo libro y yo había hecho arreglos y contactos para seguir adelante con mis planes para el futuro inmediato.

Había involucrado a Layla y Mihriban para hacer los arreglos finales y... el día finalmente llegó.

Habíamos pasado la noche en la nueva casa porque queríamos terminar de pintar la habitación de Nihat tal y como la había imaginado Sanem: el techo azul con la reproducción de algunas constelaciones, entre ellas Orión, por supuesto, que se volvía fosforescente cuando se apagaba la luz. En las paredes habíamos dibujado mi barco en medio del mar rodeado de varias especies de aves, entre ellas el albatros. La pasión de Sanem por los pájaros se ha enriquecido con los elementos que han caracterizado nuestra historia.

Nos levantamos temprano y, tras un copioso desayuno, le dije a Sanem que tenía que salir a hacer un recado rápido pero le pedí que estuviera lista en una hora para ir a dar un paseo juntas, era una sorpresa.
Volví poco después, Sanem estaba entusiasmado por saber qué estaba haciendo una vez más.

Su mirada se tornó interrogante cuando vio que dejábamos atrás Estambul para tomar la salida de la autopista que lleva al aeropuerto.
-Tomé su mano sonriendo -Ahora verás mi amor-.

Aparcamos, y mientras ella bajaba a recoger al pequeño Nihat yo descargaba nuestras maletas del camión, Sanem me miraba sorprendida - Qué.... -

Sonreí abrazándola con fuerza -¿Te prometí o no que pasaría toda mi vida con el único propósito de hacerte feliz? ¿Dónde estaba la hermosa chica de la que me enamoré soñando con ir? ¿Recuerdas en el muelle de Agva cuando me hablaste de tus sueños?
La primera, como la mujer maravillosa y de gran voluntad que eres, la hiciste realidad por ti misma, escribiste tu libro y se convirtió en un bestseller internacional.
Ahora vamos, quiero cumplir todos tus sueños -

Sanem permaneció inmóvil con la pequeña Nihat en brazos, mirándome incrédula.

- ¿Las Galápagos? ¿Vamos a las Galápagos? -

Sonreí, plantando un beso en sus labios.
- ¡¡Eveet!! Tus deseos son órdenes para mí. Nos espera un mes en el lugar de tus sueños, en las Galápagos, donde podremos admirar juntos los majestuosos albatros volando en libertad, ¿te dije o no te dije que hubiera viajado a nuevos rincones de este maravilloso mundo sólo si hubieras estado a mi lado? Vamos, ¡sus sueños nos esperan!

Sanem

No podía creer lo que estaba sucediendo, no podía creer que íbamos a aterrizar en las Galápagos.
¿Cómo puede este hombre hacer que lo ame más y más? Una vez que aterrizamos, un taxi nos llevó a lo largo de la costa, pasando por unas vistas impresionantes de un mar cristalino y pequeñas islas en el horizonte. Estaba en éxtasis, desde que Can había vuelto a entrar en mi vida me sentía constantemente como si viviera en una ensoñación.
Nos detuvimos frente a una puerta de hierro rodeada de una vegetación espectacular, no podía esperar a ver nuestro alojamiento.

Una vez que bajamos, Can dejó las maletas cerca de la puerta de embarque, sacó una bufanda de su bolsillo y sonriendo me dijo
- No quiero que descubras este lugar poco a poco, tiene que ser una sorpresa- Una vez más me encontré con los ojos vendados, cogió al pequeño Nihat y con un brazo sobre mis hombros me guió por un camino, subimos unos escalones, oí que se abría una puerta, entramos en la casa, cruzamos una habitación y entonces... entonces sentí que habíamos salido al exterior, podía sentir el calor del sol en mi piel y la brisa del mar en mi cara- ¿Listo? - Anuii finalmente se quitó la venda de los ojos.

¿Cuántas veces me había quedado sin palabras desde que mi albatros había regresado? Una vez más, no podía creer lo que veían mis ojos.

Estábamos en el cielo...

Unos meses antes, si alguien me hubiera dicho que un día me encontraría en un lugar encantado como éste, con mi marido, con el albatros a mi lado y nuestro hijo en brazos, seguramente le habría tomado por loco

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Unos meses antes, si alguien me hubiera dicho que un día me encontraría en un lugar encantado como éste, con mi marido, con el albatros a mi lado y nuestro hijo en brazos, seguramente le habría tomado por loco.

Nunca, ni siquiera en los sueños más salvajes de la niña soñadora que había sido, podría haber imaginado un día estar en un lugar así con las personas que más quería en el mundo.

Un amor que renace de las cenizasWhere stories live. Discover now