42 - Gelosia

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Sanem

A estas alturas Can me había traído casi toda su ropa, por las mañanas nos despertábamos abrazados, desayunábamos y luego él se iba a la agencia mientras yo me dedicaba a escribir.
Las tardes eran todo para nosotros, nuestra familia, dábamos largos paseos, salíamos en el barco, incluso íbamos al parque y alquilábamos bicicletas. Can era un espectáculo para la vista con el pequeño Nihat en el asiento del coche delante de él y, debo decir, que también atrajo bastantes miradas femeninas a su paso.

Aquella mañana nos despedimos como siempre, me preparé a toda prisa para ir a la ciudad, tenía una cita con Alí para hacer balance del segundo libro que tenía prácticamente terminado.

Me apresuré a llevar a Nihat a casa de Denise para dirigirme al centro de la ciudad donde teníamos una cita en el restaurante habitual, esperaba que no insistiera en revelar mi identidad con motivo del lanzamiento del segundo libro. No tenía ningún deseo de dejar Can, ahora que nos habíamos reunido, para salir de gira promocional.

Can

Estaba muy contenta, mi vida por fin daba un giro a mejor, el trabajo estaba aumentando considerablemente en la agencia después de que se corriera la voz de que iba a volver y que haría la fotografía de las futuras campañas.

Sanem había aceptado mi propuesta de matrimonio y se estaba familiarizando conmigo, acostumbrándose poco a poco a tenerme siempre cerca.

Mientras tanto, me estaba moviendo para el siguiente paso, estaba casi listo, pronto actuaría.

Salí de la agencia con Aziz para reunirme con un nuevo cliente fuera para almorzar, llevábamos un rato en la mesa cuando vi entrar al hombre que había visto almorzando con Sanem un tiempo antes. Arrugué el entrecejo, no esperaba volver a verlo y un extraño sentimiento me atenazó el corazón, confiaba en Sanem, no podía pensar que fuera más que honesta conmigo.

Sentí que el suelo faltaba bajo mis pies cuando la vi entrar poco después, no me había dicho que venía al pueblo, la vi reunirse con el hombre en la mesa y sentarse comenzando a hablar densamente.

Estaba preocupado, quería y tenía que confiar en ella, tenía que ser la base de nuestra nueva relación y después de todo lo que habíamos pasado, me había propuesto ser siempre franco y transparente así que.... me levanté para ir a ellos.
No iba a dejar que la duda y la incertidumbre se interpusieran de nuevo entre nosotros.

Estaba de espaldas a mí mientras el hombre me miraba con curiosidad cuando se dio cuenta de que me dirigía a su mesa, levantó una ceja interrogante.

Mostré mi mejor sonrisa - Selam - Sanem levantó la vista asombrada al verme allí - ¿Puede?

- ¿Puede? ¿Qué estás haciendo aquí? -

- Yo estoy aquí por negocios y tú... -

La vi dudar, ligeramente avergonzada, y el corazón me dio un vuelco.

- Bueno, yo también estoy aquí por negocios, me gustaría que conocieras a Ali -

- Hola Ali, Can Divit - le estreché la mano con demasiada fuerza y le vi hacer una mueca de dolor.

Esperé a que Sanem continuara, no pude evitar sentirme celosa, sé que no podía tener ninguna duda sobre Sanem, si había aceptado casarse conmigo no debería haber nadie más en su vida, de lo contrario nunca lo habría hecho, pero fue más fuerte que yo, estaba conteniendo la respiración esperando el resto de la explicación.

- Bueno, eso es todo, Ali es mi editor...

Un enorme suspiro salió de mis pulmones, creo que mi amigo entendió muy bien la situación porque lo vi reírse bajo su bigote.

- Tu editor, ya veo, ha sido un placer conocerte Ali, te dejaré con tu trabajo y volveré al mío, nos vemos luego en casa Ashkım -le estreché la mano a Ali y de todos modos, para dejar más clara la situación, le imprimí un bonito beso en los labios antes de batirse en retirada.

Cabra estúpida que eres Can, esperaba que Sanem no hubiera entendido que había sido presa de un ataque de celos agudos, pero en mi defensa podía decir que al menos no había provocado ningún malentendido, definitivamente había cogido el toro por los cuernos de inmediato. ¡Ah Can Ah!

Sanem

Así que mi amado se puso celoso, no pude evitar alegrarme aunque no podía creer que pensara que podía mirar remotamente a otro hombre, no lo había hecho cuando él estaba lejos, y mucho menos si podía hacerlo ahora que había vuelto conmigo.

Sonreí divertida, tenía que reconocerle el mérito, había cambiado, el Can Divit que conocí antes se habría consumido por los celos pero no habría dicho nada, ahora en cambio había asumido la situación de frente, eso me hacía tener esperanzas en el futuro, había entendido que cualquier problema que pudiera surgir entre nosotros había que hablarlo abiertamente y afrontarlo.

¡Bien hecho Can Divit!

Un amor que renace de las cenizasWhere stories live. Discover now