12 - Tormento sin fin

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Yusuf

Había visto al joven bajar de la barca de pesca y caminar con paso decidido hacia la cabaña de Sanem, era el momento de la verdad, estaba decidido a airear todos sus sentimientos y pedir perdón.

Pero, ¿estaba preparado para afrontar la verdad que le esperaba?

Lo seguí con la mirada hasta que lo vi detenerse cerca de Sanem, la vi levantarse, desde la distancia mis viejos ojos no podían ver su rostro pero mi corazón podía imaginar su incredulidad y su sufrimiento renovado. Fue doloroso pero también acertado, muy a menudo hay que reabrir las peores heridas para que cicatricen.

Vi a Can sentado en la hierba y a Sanem escuchándole durante lo que me pareció una eternidad y luego, cuando se levantó de nuevo probablemente pidiendo a Sanem que hablara con él, vi llegar a Denise con el pequeño Nihat.

Comprendí que la situación estaba destinada a enredarse aún más sin que tuvieran el tiempo de tener una discusión sincera de antemano, cerré los ojos rezando a Alá para que le diera toda la fuerza necesaria a mi novia para no ser destruida por esta situación.

Sanem cogió al niño y entró en la casa, ¿qué había pasado?

Vi al chico caer de rodillas, con la cabeza inclinada y los hombros caídos por la desesperación, no podía ni imaginar la angustia que sentía en ese momento.
Me acerqué, escuché sus suaves sollozos y no pude hacer otra cosa que ponerle una mano en el hombro, siguió llorando sus lágrimas durante lo que me pareció una eternidad hasta que levantó su devastada vista hacia mí preguntando y preguntándose:

- ¿Qué le he hecho? ¿Cómo podrá perdonarme?

No tenía respuesta para él, sólo el tiempo respondería de alguna manera y sanaría las heridas de estos dos corazones.

Me senté en la hierba junto a él y dejé que asumiera la situación, que fuera consciente de cómo había trastocado por completo la vida de Sanem y de cómo su propia vida ya no sería la misma a partir de ahora.

Se volvió lentamente hacia mí.

- Un niño.... tenemos un niño..... soy un baba, soy un padre -

Una sonrisa amarga apareció en su rostro.

- ¿Cómo puede esta mujer hacerme un regalo tan excepcional cuando hasta ahora sólo le he dado angustia y desesperación? Yusuf, ¿cómo podría? ¿Cómo pude hacerle esto?

De nuevo su cabeza cayó hacia delante, su expresión desesperada cubierta por su largo pelo despeinado, no pude hacer nada más que poner mi mano en su hombro de nuevo y decir:

- Ahora la pregunta que hay que hacerle es sólo una: "¿Cómo puedo recuperar a mi familia?".

¿No me dijiste esta misma tarde que lucharías por ti hasta el final de tus días? Entonces empieza, ve hacia ella y enfréntala, no te atrevas a huir, no lo hagas de nuevo -

Le vi levantar la cabeza y mirar hacia el mar durante un tiempo que me pareció interminable.
Aquel mar que le había alejado de ella, que había sido el testigo silencioso de su aflicción interior durante todo un año, estaba ahora allí, de nuevo, para darle consuelo.

Parpadeó varias veces y se recuperó de su autocompasión poniéndose de pie.

- No lo haré, no huiré más, lo juro. Haré lo que sea necesario durante el tiempo que sea necesario, no me rendiré esta vez. Ya no se trata sólo de nosotros dos, ahora hay un angelito que se merece todo lo mejor que la vida le pueda dar y lo mejor empieza necesariamente por una madre feliz y querida.
Eso es lo único que importa ahora.

Enderezó los hombros, se volvió hacia mí y, tras un momento de vacilación, tiró de este anciano rudo en un abrazo sincero. ¿Cómo podría mi corazón resistirse a estas dos perlas de chicos?

El camino era largo y duro, pero yo estaba de su lado, les ayudaría en todo lo que pudiera a encontrar la felicidad que merecían.

Un amor que renace de las cenizasजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें