26 - La esperanza y el miedo

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Can

Nuestros días retomaron una rutina tranquilizadora, volví a la agencia un par de veces y aproveché que estaba en la ciudad para encontrarme con Metin y Akif para almorzar. Yo también los había echado mucho de menos.

Se alegraron de volver a verme, pero también, obviamente, sintieron curiosidad por saber qué había pasado. Intenté explicarles cómo mi maldito orgullo me había hecho tomar la insensata decisión de marcharme y cómo me había arrepentido en cada momento de ese maldito año.

Estaba reventando, tenía que decírselo a alguien, les pillé a los dos en pleno bocado.

- Soy padre, tengo un hijo.

Vi que ambos tosían trabajosamente en busca de aire, la bomba que había lanzado casi les había hecho atragantarse con la comida. Me abrazaron cariñosamente sonriendo, no podían creerlo.

No preguntaron, eso era típico de ellos, estaban allí para escuchar si quería pero nunca se mostraron intrusivos.

- No quiero que pienses que me volví loco después de irme. Sanem es la madre de mi hijo. Estaba embarazada cuando me fui y no lo supe hasta hace unos días.

Ambos se quedaron atónitos con la noticia. Les expliqué la increíble forma en que me había topado con Sanem al volver a Estambul y cómo había descubierto inesperadamente que tenía un hijo.

Metin dijo - No tenía ni idea de que Sanem tuviera un hijo -

- ¿Cómo? ¿Por qué la viste en estos meses? -

Se aclaró la garganta - Sí, en realidad soy su abogado, la represento en algunos asuntos de trabajo. Ahora que lo pienso, la vi en persona hace mucho tiempo, luego sólo tuvimos contacto telefónico o intercambio de correos electrónicos. Ahora entiendo por qué...

Can bajó la cabeza y contó que Sanem había cortado los lazos con todo el mundo, incluso con su hermana y sus padres, para evitar que se descubriera su embarazo. Lo mucho que la había herido.

Akif me puso una mano en el hombro - No sabías que estaba en ese estado, si no, no la habrías dejado, estoy seguro abi -

Suspiré y le conté mis planes para reorganizar mi vida de nuevo, planes que implicaban un apretado cortejo con la mujer que amaba con todo mi corazón, tenía que romper todas sus barreras y traerla de nuevo a mis brazos. Quería recuperar mi vida y mi familia.

Era optimista, estaba decidido a recuperarla a toda costa.

Cuando salíamos del restaurante, con el rabillo del ojo vi una cara conocida en la sala de al lado, el corazón se me subió a la garganta, era Sanem sentado en la mesa con un hombre, debía ser el misterioso Alí.

Salí sin que nadie me viera, subí al coche y me detuve un momento antes de arrancarlo, apoyando la frente en el volante. Así que había un hombre zumbando a su alrededor, quién sabe cuánto tiempo, ¿podría ser demasiado tarde? No, no tenía que tener esos pensamientos, hasta que lo dejó entrar en su vida para mí había esperanza. No podía perderla, haría cualquier cosa para recuperarla.



Un amor que renace de las cenizasWhere stories live. Discover now