33 - Remordimiento

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Can

Esa mañana estaba en la oficina con mi padre para hablar de una campaña publicitaria para una conocida marca de ropa. Fue estupendo volver al trabajo, respirar de nuevo esa atmósfera de creatividad efervescente y tener a todos los chicos de la agencia cerca, especialmente a Cey Cey y Deren.

Miré a mi alrededor y suspiré, sólo faltaba lo mejor de mi vida, faltaba la alegre presencia de Sanem, su maravilloso çay que tanto sabía de nuestro amor.

Mientras estaba perdido en mis pensamientos, vi aparecer a mi madre en la puerta de cristal del despacho, una oleada de ira me hizo ponerme en pie, no quería tener nada que ver con esa mujer. No sólo había hecho que mi infancia fuera triste y solitaria al llevarse a Emre y destruir nuestra familia, sino que había desempeñado un papel crucial en mi ruptura con Sanem.

En mi peregrinaje de un año, había tenido la oportunidad de pensar y repensar cada detalle de nuestra historia y me di cuenta de cuántas maquinaciones había habido por parte de Huma para separarnos. Había invitado a Polen a nuestra casa y a cada oportunidad para intentar que volviéramos a estar juntos, había despreciado profundamente a la familia Aydin y su vida de barrio, pero sobre todo había humillado a Sanem en todos los sentidos y fue ella quien la desafió a ser independiente y a ir a la editorial para separarnos.

En retrospectiva había podido unir las piezas del mosaico y me di cuenta de que Huma y Yigit estaban definitivamente en el intento de separarnos, nunca les perdonaría eso.

Cuando Huma entró en el despacho me levanté y salí por la puerta sin dedicarle una mirada, ni siquiera se merecía mi enfado.
Sólo tenía que alejarse de mí, sería mejor para todos.

Aziz

Volví por la puerta de conexión al despacho de Emre justo cuando llegó Huma para ver cómo Can se levantaba de su mesa y se marchaba sin decir nada.
Vi que Huma miraba a su hijo que se marchaba con aire consternado.

- ¿Qué esperabas, Huma? ¿Conoces el dicho "lo que va, viene"? Sembraste odio y desprecio, esto es lo que obtuviste a cambio...

Se sorprendió al verme llegar. ¿Aziz? ¿Cuándo has vuelto? -

- No es asunto tuyo, he vuelto lo suficiente como para enterarme de todas las intrigas que urdiste a espaldas de tu hijo hasta destruirlo por completo. Hiciste todo lo que pudiste para separarlo de la mujer de su vida y casi lo perdemos por ti -

- ¿Te lo ha contado todo? - Me preguntó en tono sincero - Me arrepentí de mis actos cada día de este año que nuestro hijo estuvo fuera, temí no volver a verlo y lo hice desgraciado de por vida... como yo- dijo bajando la cabeza.

Me quedé sin palabras, era la primera vez que Huma adoptaba una actitud tan sumisa, no estaba en absoluto en su carácter.

- Mira Aziz no estoy nada orgulloso de lo que he hecho en esta vida, he dividido a mi familia, he hecho que nuestros hijos crezcan separados, he obstaculizado su relación con las mujeres que amaban en todos los sentidos, he contribuido a la ruptura entre Can y Sanem y a su marcha. Sé que les he hecho mucho daño a ambos y a la familia Aydin. Apenas puedo tener una relación con Emre por el dolor que le infligí a Layla al hacer que Sanem se mudara a otra ciudad.

Por cierto, ¿sabías que ha vuelto a Estambul? Ayer me la encontré en una tienda para niños.

La miré con rabia
- No, no lo sabía.
Mira Huma te lo advierto, uzak dur, aléjate de Can y Sanem, ya has hecho bastante daño.
No te metas en nuestras vidas, aquí nadie te necesita -

La vi palidecer, sus ojos se llenaron de lágrimas, era la primera vez que la señora Huma se permitía expresar sus emociones abiertamente.
Tal vez había sido demasiado dura, pero sólo Alá sabía por lo que habían pasado esos niños, y pensar que Can no pudo estar allí durante el embarazo de Sanem y el nacimiento de Nihat por culpa de Huma me hizo cuadrar los hombros y mantenerme fría en mi decisión de apartarla.

- Vete Huma, vete y no vuelvas más por aquí. Si quieres ver a Emre llámalo y queda fuera, pero no vengas más a Fikri Harika.

La vi recoger su cabeza entre los hombros derrotada, se dio la vuelta y salió por la puerta del despacho y, con suerte, de nuestras vidas para siempre.


Un amor que renace de las cenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora