6 - Yusuf y su Sanem

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Yusuf

La noche anterior, cuando ya era casi de noche, me había fijado en aquel barco que había echado el ancla casi frente a mi casa de campo, era extraño que se hubiera detenido así, en medio del mar, sin ningún motivo.

Con las primeras luces de la mañana salí de la casa y miré con curiosidad el hermoso barco. Vi a un hombre apoyado en el mástil, mirando atentamente el cotarro del dulce Sanem. Me quedé sorprendido y vagamente inquieto, ¿qué tenía que ver ese hombre con mi chica?

Siempre había sido un oso solitario, pero aquel pequeño reyezuelo de mujer se había ganado mi corazón en cuanto puse un pie en la propiedad cercana. Aquel día había observado con curiosidad cómo aquella joven entraba, con varias maletas, en la pequeña propiedad de mi viejo amigo Murat. Estaba de pie en el muelle, colocando mis redes, cuando la joven se acercó a mí a grandes zancadas.

- Günaydın, buenos días, tío -dijo con una dulce sonrisa, e inesperadamente me cogió la mano, se la llevó a la boca y luego a la frente.
Mi viejo corazón había perdido un latido ante la dulzura de aquel gesto, aquellos grandes ojos expresaban un sincero placer al acercarse a mí y no pude evitar rendirme al afecto instantáneo por aquella joven.

Desde ese día, mi misión en la vida fue cuidar de ese ángel que Alá me había enviado, la hija que la vida no me había dado, y hacerla feliz con todos los medios a mi alcance. Ella era para mí la familia que nunca había tenido, la hija y la nieta que había soñado tener, su corazón era el tesoro que más celosamente guardaba en esta vida.

Pensé en las muchas dificultades a las que se había enfrentado esta mujercita por sí sola, era increíble pensar que pudiera tener tanta fuerza además del indudable talento que la había llevado a ser una escritora conocida en todo el mundo.
Estaba muy orgullosa de ella.

Volví a traer mi mente al presente, comencé los preparativos para zarpar con un solo pensamiento en mente: entender lo que estaba sucediendo y defender mi tesoro.

Esperé a que el hombre volviera a la cubierta superior para soltar las amarras y acercarme al barco. Lo vi mirando fijamente a mi barco que se acercaba.

- Günaydın tío- me dijo y mi viejo corazón volvió a dar un salto mortal. ¿Quién era este hombre? Su mirada era directa, segura, sincera. Le observé con atención, parecía no preocuparse por su aspecto, su largo pelo desordenado y su piel quemada por el sol denotaban una larga estancia en el mar.

- Günaydın oğul hijo, ¿qué te trae por estos lares? ¿Necesitas algo? -

Le vi dudar un momento, lanzar una mirada furtiva a la cabaña de Sanem, y luego responder con decisión - Estoy buscando un lugar para atracar durante algún tiempo, necesito parar para hacer algunas reparaciones necesarias en el barco, pero no quiero encontrarme en la maraña de los principales puertos deportivos -.

Le miré detenidamente, su rostro limpio inspiraba confianza y tenía curiosidad por saber qué tenía que ver con mi Sanem. Le ofrecí atracar en mi puerto deportivo si quería, sólo tenía un barco y parte del muelle estaba siempre libre. Me miró por un momento con una mirada llena de felicidad, pero inmediatamente trató de ocultarla bajando la cabeza.

- Teşekkür ederim, gracias tío, estaría encantado. Este lugar es encantador -

Volví al muelle, colocando mi barco de pesca en el lado que daba a la casa de Sanem. Quería vigilar al chico para ver cuáles eran sus intenciones, no parecía peligroso, pero definitivamente algo estaba pasando y necesitaba averiguar qué era.

Un amor que renace de las cenizasWhere stories live. Discover now