Capítulo 28: Queremos ir a misa.

67 17 152
                                    

Después del drama siguieron andando un buen rato por los interminables bosques del Reino de Oros, hasta que encontraron una zona más o menos despejada en la que había alguna que otra granja. Eso no podía ser señal de otra cosa que no fuera que en las proximidades había una aldea. Esa noche podían dormir en una cama a gusto, por lo que parecía.

Sota de Oros: ¡Qué bien! Hay granjas por aquí. Pronto nos podremos dar un descansito después de tanto trote.

Sota de Copas: Pues sí. No cantemos victoria de momento, pero la verdad es que si hay granjas es que por aquí hay algún lugar para vender sus cosas. Pero vete tú a saber, la gente de por aquí es muy rara. La cosa es que en el mapa no se señala ninguna ciudad en condiciones, así que como mucho habrá aldeas, que no vienen en el mapa.

Sota de Oros: A estas alturas de la vida, ya me vale. Todo lo que no sea dormir en un suelo con... Bichos.

Sota de Copas: No sé qué tenéis en contra de los bichos.

Caballo de Oros: Nos dan asco. Preferimos hasta una posada cutre a eso. Iugh. Y eso que las posadas cutres tienen mucha tela...

Caballo de Copas: Pues nosotros no vamos a ir a una de cinco estrellas. Ahí queda dicho, no somos millonarios como otros. Y miro a todos menos a un par.

Caballo de Espadas: ¿Quién es el par?

Caballo de Copas: Claramente, no va por ti, porque madre mía qué calladito se tenía que era el cayetano mayor aquí...

Caballo de Espadas: No tengo por qué ir contándole mi vida a nadie. Y más conociendo la situación.

Sota de Oros: Di que sí. Yo te entiendo aunque siga un poco impactado por todo.

Sota de Espadas: ¡Eh! ¡Mirad! ¡Ahí se ve como una aldea!

En efecto, a un rato caminando se ve algo que parece ser una aldea, y por sus dimensiones parece que va a ser de las que tienen una buena posada en la que reposar después de un trote que para algunos incluye batalla.

Caballo de Bastos: J*der, de p*ta madre. Qué cansado estoy, hoy voy a dormir a pata suelta.

Caballo de Copas: A ver si es verdad y duermes y no te pasas la noche mojando el churro, porque vaya noches que nos das al resto que queremos dormir en silencio...

Caballo de Bastos: Lo que hago por las noches es asunto mío.

Sota de Copas: Ooooof, qué cortante y qué borde. Me encanta.

Caballo de Copas: Que diga lo que quiera. Yo sólo le aconsejo para que un día no se encuentre con que tiene 700 hijos perdidos por el mundo. Tampoco me gustaría estar en el pellejo de los hijos que tenga...

Caballo de Bastos: ¡No tengo ningún hijo! Que yo sepa.

Después de caminar mientras charlan distendidamente, llegan a la aldea. Y no está nada mal. A primera vista pueden sacar la conclusión de que tiene una posada con taberna, una taberna, una plaza bastante decente y una iglesia con su correspondiente campanario. Además, hay gente paseando por la calle.

Caballo de Oros: ¡Qué bien! ¡Hay iglesia!

Sota de Oros: ¡Por fin podremos ir a misa!

Caballo de Oros: Siiií, qué ganas. Echaba ya de menos esas mañanas de santa misa en la capital de oros. El ambiente, las canciones... Cómo echaba de menos todo eso...

Caballo de Bastos: No creo que sea una buena idea ir a misa. Tenemos un camino que seguir... Y no habrá misa hasta mañana.

Sota de Oros: ¿Y? ¿Nos estás diciendo que no nos vamos a quedar aquí un rato más mañana por la mañana para ir a la santa misa? ¿Perdona?

NAIPES: UNA HISTORIA DE FANTASÍA (O UNA FANTASÍA DE HISTORIA) #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora