De haber realizado esa apuesta, Seokjin habría perdido. Extendió la mano para alcanzar el aparato y observó la pantalla para identificar a quien llamaba: Yoongi.

—Yoongi —dijo Seokjin a modo de saludo—. Te pondré en altavoz.

Sí, es mejor así —asintió el muchacho al otro lado. Tanto Namjoon como él sabían perfectamente a qué se refería—. Hosie iba a llamar, pero se quedó dormido.

—¿Pasa algo, hyung?

No, de este lado no, Joon. Pero con el problema en el que se metieron, no hace mal llamar a preguntar cómo están.

—Pues estamos bien, considerando que nos quedan apenas unas horas en el contador —respondió Jin pasándose una mano por el rostro—. No sabemos qué pasará cuando llegue a cero, pero...

¿Qué tienen que hacer?

—Resolver un acertijo, hyung. Si lo conseguimos a tiempo podremos tener la ubicación de Daehyun —explicó el menor de los tres.

Léemelo.

Desde que el primer desafío había comenzado, Namjoon había sido incapaz de cerrar la ventanita con el contador y todo lo demás. Si bien podía seguir utilizando su computadora como normalmente lo hacía, siempre tenía en una esquina el recuerdo de que una vez más su intento de vida perfecta había vuelto a tropezar con la misma piedra.

El hacker leyó el acertijo en voz alta. Después de haberlo leído tantas veces y reflexionado al respecto por horas, ya se lo sabía de memoria y gran parte de los versos había empezado a perder sentido en su cabeza.

Una cosa está clara —empezó Yoongi al cabo de unos segundos analizando lo que Joon acababa de leerle—, está hablando de un lugar de Japón. Aunque creo que necesitaré pensarlo un poco para determinar los detalles.

—¿Cómo...?

La incredulidad de Namjoon no duró demasiado. Apenas unos segundos después de que todo hiciera click para Seokjin, también lo hizo para él; ahora que Yoongi lo había descifrado parecía demasiado evidente.

¿Un inmenso blanco rodeando un amanecer? Claramente estaba hablando de la bandera de Japón. No quería, pero de nuevo los pensamientos intrusivos se apoderaron de él, aunque no por mucho más que unos segundos; Yoongi seguía trabajando para Noir como un agente de apoyo, pero en general eso significaba que tenía más oportunidades de mantenerse afilado y alerta.

Que para él hubiera sido tan sencillo descifrar parte del acertijo casi parecía la confirmación de lo que ya sabía: se estaba oxidando.

No era muy complicado, a decir verdad. Me sorprende que entre los dos no lo hayan resuelto ya.

No digas, Sherlock.

—Supongo que es fácil perderse del bosque por los árboles cuando estás bajo estrés —Namjoon parecía divertido con el asunto, contrastando con la actitud sombría de Jin—. Todavía nos quedan algunas horas, así que...

Los llamaré si pienso en algo. Buenas noches.

Estaba deseándole buenas noches a nadie, porque la pareja no necesitaba acordarlo verbalmente para decidir que pasarían el resto de la madrugada en vela. O al menos Jin lo haría, que no estaba a punto de permitirse ser descuidado por segunda vez.

Yoongi volvió a llamar justo cuando la última hora apremiaba. Tal y como ya había predicho, ninguno de los dos pegó un ojo en lo que se rompían la cabeza; intentaron solo ingresar Japón como respuesta, pero no había funcionado.

Tengo una teoría —dijo por el altavoz.

—Preferimos respuestas más que teorías, pero te escuchamos.

Cállate y presta atención, Seokjin. Hobi y yo hablamos bastante, hasta consultamos con Jungkook —la banda se había juntado de nuevo y por teléfono, parecía ser—. Eso de "aquello que nos dio poder" nos hizo dudar bastante. Pensamos que se refería a la gente en general y asumimos algo de samuráis o guerreros, pero no estábamos convencidos.

»Pero luego Hosie pensó en algo. El acertijo y el desafío son en realidad solo para Namjoon, ¿no?

—Así que el mismo contenido de los versos se refiere a Daehyun y a mí —completó Joon, sintiendo la chispa de su mente encenderse—. Cuando dijo nos no se refería a todo el mundo, solo a nosotros dos.

El hacker se dejó caer de rodillas frente a la mesita entonces, arrojando las manos al teclado para escribir torpemente la que estaba seguro era la solución del pequeño enigma de Daehyun.

—Akihabara —soltaron los tres al unísono y al mismo tiempo que Joon se atrevió a presionar la tecla enter.

El área famosa por sus electrónicos. La tecnología era la fuente de "poder" de los hackers.

El contador con los minutos restantes desapareció y una explosión de confeti y globos en 8 bits tomó su lugar. De entre aquella animación de felicitaciones, un Daehyun en miniatura del mismo estilo se acercó con un pulgar arriba.

—¿Acaso se puede ser más insufrible? Ugh —se quejó Jin al ver los dibujos.

—Funcionó. Gracias, hyung. Te llamamos luego.

Namjoon colgó sin esperar su respuesta y abrió la aplicación del mapa para ingresar las coordenadas que el personaje en 8 bits les estaba presentando en una pancarta. Los resultados de la búsqueda confirmaron su teoría inicial, el acertijo y su solución tenían que ver con el lugar a donde tendrían que ir para encontrar a Daehyun.

En su mano tenía una dirección a lo que parecía ser un depósito abandonado en Akihabara. Pasó el teléfono a Seokjin para que lo viera por sí mismo y se levantó del suelo, cerrando la laptop y llevándosela a la vez.

—Tenemos que ir al aeropuerto, ya —anunció Joon corriendo a la habitación.

Acababan de entrar a la parte de la persecución de la que no sabían absolutamente nada. Cuando se trataba de descifrar códigos o resolver acertijos, todo se definía por el tiempo que quedaba en el contador, pero volar a Japón y encontrar el depósito de las coordenadas no tenía muchas instrucciones. No tenían la suficiente información ni para hacer suposiciones.

¿Qué los esperaría en el punto de encuentro? ¿Trampas? ¿Daehyun esperando sentado y dispuesto a entregarse como si nada? ¿Siquiera llegarían a tiempo para encontrarlo?

—Dos boletos ejecutivos para Tokio, Japón, por favor —pidió Jin, quizás no disimulando bien lo mucho que le urgía apresurarse.

—¿Kim Seokjin y Kim Namjoon? —interrogó la empleada tras la ventanilla.

La pareja se miró por un segundo antes de fijarse en ella. El hacker tomó a Jin de la muñeca para detenerlo antes de que dijera o hiciera algo y se inclinó hacia la mujer con una sonrisa inocente.

—Así es, ¿cómo lo supo?

—Alguien ya reservó los boletos para ustedes. Están pagados —informó de buena gana, poniéndose a imprimir los pasajes—. El vuelo sale en dos horas. Que tengan un buen viaje.

Hubiera sido un mejor viaje si no fueran repentinamente conscientes de hasta qué punto Daehyun tenía todo controlado y calculado.

Code Breaker | JinNam  {Binary Code #3}Where stories live. Discover now