Capitulo 11. Akanahe

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Steve me sonrió y yo a él de vuelta, camino hasta el sofá, se sentó a mi lado y pasó su brazo derecho por mis hombros. De inmediato deje que mi cuerpo encajara con el suyo, adora aquello, solo que aún no se lo decía. Steve en respuesta dejo un corto beso en mi frente y sin dejar de ver la gasa de cubría mi herida (aquella que me hacía hecho en el accidente también) acaricio mi mejilla y nos acomodamos.

—Tú también deberías estar descansando entonces –replico Steve.

—Lo siento –respondí, no me esperaba eso–, es que no dejo de pensar en...

Y tuve que detenerme, sabía que no podía decirle a Steve lo que realmente pensaba

— ¿En qué pensabas? –pregunta Steve de nuevo sacándome de mis pensamientos

—En todo lo que ha estado pasando... de ti, de mí... No lo sé, tal vez solo estoy un poco asustada de que todo se salga de control de nuevo.

Y entonces fui sincera, era solo eso, miedo. Solo que no podía decirle de dónde provenía aquel miedo, ese miedo tenía nombre y apellido y seguro debe estarme esperando fuera de estas puertas. Lamentaba todos los días de mi vida, desde entonces el haberlo elegido para que me diera esas respuestas que hoy me duelen, pero que al fin tengo. Y es que aunque Delano solo me guio a Valdés, yo tenía lo que quería y solo por eso, estaba justo al lado de Steve porque sentí que era hora de dejar mi pasado en el pasado.

Expresarlo no era sencillo, pero pensar en siquiera decirlo, no era ni siquiera una opción, aquello me paralizaba, me paralizaba pensar que el pudiera odiarme pensando que yo les había traicionado.

—Diane... –respondió Steve y pude sentir que suspiro–, esta vez todo será diferente, te lo prometo.

Yo solo sonreí, y aunque internamente estaba muriendo porque debía decirle la verdad, yo solo quería disfrutar de él y de que si es corto el tiempo que me toca estar a su lado, que al menos valga la pena. Sentía que Steve era más que todo lo que habíamos vivido, que era más incluso que lo sentía por Alex, a su lado siento que ya no es necesario pelear, que ya todo está resuelto.

Todo eso, no hallaba como expresarlo en palabras, pero tal vez mi otro lenguaje le diga cuanto significa para mí, así que sin pensarlo, sonreí al escuchar sus palabras y le bese, tan intenso y tan íntimo que sentía que mi alma entera trataba de decirle, lo que no podía en palabras.

...

—...Danny solo relájate amigo, es solo un auto ¿ok? Tú también pasaras por ellos –decía Diane al teléfono–... está bien Danny, te lo prometo te abofeteare si algún día lo haces... de acuerdo. Y oye, no olvides ir a la prueba de vestuario de mi boda por favor, Sam está en el medio oriente pero es quien está a cargo de todo y va a preguntarme si ya fuiste a medirte tu traje ¿ok? Bien. De acuerdo, te quiero. Bye.

Diane al colgar su teléfono se carcajeo, es que Danny solo estaba siendo Danny, al tener una severa crisis debido a que su padre compro un auto de lujo y tiene 60 años, cosa que perturba un poco a Danny, puesto que le cuesta un poco entender que su padre está en la crisis de la edad. Pensaba en que esos días que Danny había tomado para ir a New Jersey y visitar a su familia se le harían largos.

Diane se disponía a abrir su laptop para comenzar hacer el papeleo que correspondía a los últimos acontecimientos, pero en ese instante escucho un bullicio lo que la hizo mirar hacia afuera de la oficina. Ahí noto que venían entrando, Chin, Steve y Catherine. La ultima de ellos no la hacían especialmente feliz, pero a estas alturas del juego, ya Diane había desistido de cualquier confrontación. Estando en el estado de paz en el que se encontraba Five-0 lo menos que quería era crear más conflictos, si Catherine estaba en la isla, estaría bien; no era algo que pudiera prohibirle, pero si iba a dejarle en claro que al equipo, no era bienvenida.

Hawaii Five-0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora