Pedazo bruja.

—Es culpa tuya maldita bruja, me dijiste: échale el polvo de su vida y luego déjale si quieres.

Me acerqué al lavabo y abrí el grifo de agua fría y dejé el agua correr unos segundos en mis manos antes de mojarme el cuello.

—¿Ahora es culpa mía que seas una pervertida?—se rio a carcajada, seguía plantada al lado de la puerta de brazos cruzados, observándome—. Te dije que te lo follaras, no que pasaras vergüenza.

Chasqueé la lengua.

—Bruja.

Se volvió a reír y yo suspiré.

Iba a ser una noche muy larga si iba a tener que estar con abrigo mientras tenían la calefacción a tope por el frío que hacía fuera.

Me atreví a mirar un segundo el es espejo y me sorprendió cerciorarme de que el maquillaje seguía intacto.

Alucino pepinillos.

No hacía mucho había comprado maquillaje por una app de compras online, tenía buenos comentarios dicha marca pero nunca imaginé que fuese tan buena como para salir intacta después de todo.

Alguien llamó a la puerta sobresaltando a ambas. Katz la entre abrió.

—Gracias...—Le oí decir y me volteé hacia ella—. Va a ser que el patán piensa más de lo que yo creía, empiezo a darle el beneficio de la duda.

Entre sus manos tenía la misma caja que me había llegado esa tarde. Se me cortó un segundo la respiración y mi corazón empezó a latir desenfrenadamente.

—¿Cómo...

—Antes de que llegaras, uno de sus chicos me pidió la llave de casa para recoger algo que se te había olvidado, no me dijo lo que era, ahora entiendo porqué...—me acercó la caja y me dijo que me diera prisa que pronto empezarían con los entremeses y tenía hambre. Según ella se había estado guardando para llenar la "panza" en la cena.

Mientras la oía contarme qué más de unas vez estuvo a punto de largarme todo, yo me metía en uno de los reservados para cambiar la gabardina por el precioso vestido de seda esmeralda con escote en V que me había regado esa misma tarde.

—Esta mañana cuando te llegó la sesta regalo casi entro en la cocina gritando “feliz cumpleaños perra”, tuve que tragar mis propias palabras—se reía desde fuera. Se había apoyado contra la puerta del reservado. Yo también me reí, seguramente no hubiese podido guardarme el secreto tanto tiempo.
—¿Quién te avisó de la idea?—pregunté abriendo la puerta y pidiéndole que subiera la cremallera de la espalda.

—El patán se presentó en casa el lunes cuando te habías marchado a la universidad, casi le echo a correr, pero entonces soltó que Bianca y él te estaban preparando una fiesta de cumpleaños y quiso saber si me apuntaba a la diversión...

Diversión...

—¿Y en qué le ayudaste?—pregunté.

Ella se rio y negó a decirme nada más.

—No quiero estropear las demás sorpresas, tu hermana me mataría, tiene un carácter de mierda.

Suspirando me dirigí a la salida seguido de ella. Llevaba la caja entre mis brazos más el abrigo.

—¿Ahora sois amiguitas?—me burlé refiriéndose a mi hermana.

—Puede ser, le invitaré a la fiesta de pijama, puede que nos hagamos las uñas y hablemos de chicos—ironizó ella llamando alguien a mi espalda con los dedos y luego dijo que se hacía cargo de la caja, así que se la entregué—. No seas celosa, solo te quiero a ti, churri.

ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTEWhere stories live. Discover now