También ocasionó que inevitables sentimientos de culpa le sobrevinieran; mientras él estaba tan tranquilo olvidando todo lo que estaba muy cerca de destruirlos, Namjoon estaba sumergido en eso hasta el cuello, evitando tomarse el más pequeño de los respiros.

Quizás fue ese mismo pensamiento el que lo llevó a apretar el paso y volver lo más rápido posible al apartamento, casi tirando el café y los dulces que llevaba consigo.

Lo que encontró al llegar a la casa no fue en lo absoluto lo que se había estado esperando.

En su mente lo que vería al abrir la puerta y cruzar el recibidor para meterse a la sala había sido un desastre de platos o envoltorios de comida olvidados en medio de prisas por seguir con su trabajo, además de a Namjoon, despeinado y en el mismo lugar donde lo había dejado, cada vez más inclinado sobre su laptop, como si instintivamente se estuviera preparando para meterse a la pantalla; pero en vez de eso, encontró una imagen que casi asemejaba a la paz que habían tenido por ocho meses.

La computadora había quedado olvidada sobre la mesita de café y ningún rastro de basura o desorden se observaba en las inmediaciones. Su novio descansaba con la boca abierta sobre el sillón, su cabeza posada sobre un costado, al borde de probablemente caer y empezar a colgar. No estaba cubierto por nada, excepto quizás la pequeña libreta roja que tenía abierta sobre el pecho.

Seokjin avanzó tan sigilosamente como un tiempo atrás había estado acostumbrado a moverse para no despertarlo y dejó todo lo que trajo consigo sobre la isla de la cocina antes de acercarse a donde Namjoon reposaba.

El que el muchacho se hubiera dado el tiempo de descansar ya había hecho que Jin sospechara que la decodificación había sido un éxito, pero de todos modos espió en la pantalla de la laptop encendida para buscar la sagrada confirmación: una pequeña ventana estaba abierta con unas líneas escritas casi en formato de poesía:

Dentro del inmenso blanco

que rodea el amanecer

se encuentra la fuente

de todo aquello

que nos dio poder.

Y justo debajo de aquellas palabras, un casillero vacío que exigía una respuesta que debía ser enviada hasta dentro de dos días.

El ex agente volteó a ver a Namjoon entonces, una pequeña sonrisa asomándose en sus labios carnosos. Si el muchacho no estuviera durmiendo tan profunda y cómodamente se hubiera lanzado sobre él para besarlo con ganas; realmente era la persona más increíble que había conocido nunca. Era nada más el primer código que había decodificado, pero Jin ya lo sentía como una victoria enorme.

Uno menos, faltaban nueve.

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Cuando Namjoon finalmente despertó una hora después, ya lo estaba esperando una taza de café junto a un platillo lleno de dulces y pasteles. La computadora estaba conectada sobre la mesita y Seokjin, recién duchado, estaba sentado cerca de él con el cabello hacia atrás y una camiseta blanca que parecía acentuar sus hombros anchos.

—Buen día —bromeó el mayor levantándose solo para sentarse nuevamente, solo que al lado de Namjoon—. Son las siete.

—Lo logré, Jinnie.

—Lo vi, eres asombroso —halagó extendiendo una mano para peinarle el cabello—. ¿Quieres tomarte el café ahora o prefieres darte una ducha antes?

El hacker se dejó caer hacia un costado y envolvió la cintura de Jin con los brazos, acariciando su mejilla contra su pecho y admirando los distintos olores que desprendía no solo él, sino que sus prendas. Seokjin olía a limpio y a casa.

—Si me ducho ahora seguro acabo saliendo del baño para la hora de la cena —se quejó en un bostezo. Claramente no había acabado de descansar—. Así que es mejor que coma ahora. ¿Trajiste cosas del café?

—Así es.

—¿El gerente no se quejó por eso?

—Puede despreciarme todo lo que quiera, pero no se atreve a decir nada cuando le lanzo una mirada.

Nadie se atrevía a decir nada cuando Jin lanzaba esa mirada. Excepto claro Namjoon, que no solo era inmune a ella, sino que nunca era su recipiente tampoco.

Solo después de que Namjoon se hubiera terminado el café y dos pedazos de brownie fue que Seokjin encontró oportuna la idea de volver a aquel tema que claramente ambos habían estado evitando; incluso mientras charlaban y bebían, ninguno de los dos podía evitar mirar de reojo a la laptop que seguía encendida y con aquella ventanita abierta.

—¿Qué tan bueno eres resolviendo acertijos?

Joon detuvo la mano que estuvo a punto de tomar una galleta.

—Solía ser bastante bueno en ello, pero admito que a primera vista no se me ocurrió nada.

—¿Ni una sola pista?

—Solo una —aclaró el menor reacomodándose en el sofá.

El mayor solo lo miró de forma significativa, instándolo a que siguiera.

—El acertijo está relacionado a la ubicación que nos dará tras responder —supuso Joon cruzándose de brazos. El tamaño de sus bíceps era peligroso—. Por eso asumo que la respuesta es una ciudad o quizás un país.

Considerando que aquello les daba solo miles de posibles respuestas, no era mucho con lo que trabajar e incluso así, no parecía que ninguno de los se sintiera muy apresurado. Todos los nervios y la presión se disminuyeron con la decodificación, pues el acertijo parecía cosa mucho más sencilla de resolver.

Tras el quinto intentofallido, la pareja se dio cuenta de que se había equivocado en su apresuradasuposición.

Code Breaker | JinNam  {Binary Code #3}Where stories live. Discover now