—No nos dormimos... descansamos los ojos—Justifica Ray, haciendo que ambos adolescentes lo observen incrédulos. Enserio era un bebé.
—Bueno, si no se durmieron ¿Cual es el estado del paquete?—Pregunta expectante y algo sorprendida, seguía sin creer que Brooklyn también se durmiese.
—Ah si el paquete...—Murmura cuando Brooklyn agarra los vinoculares para verificar la caja en la puerta de Henry—El paquete está...
—No está—Comenta la pelinegra con una mueca, entregándole los visores a Henry para que pudiese confirmarlo.
—¡Silencio, Schwoz!—Ordena Ray enojado, arrebatándole el walkie-talkie al rubio cuando el científico empieza a reírse de ellos.
—¿Cómo dejamos que eso pasara?—Murmura Brooklyn incrédula, mirando al frente sin ninguna expresión en su cara.
—No lo sé—Responde Henry de la misma forma mientras el teléfono de Ray empieza a sonar
—¿Hola?—Contesta con una sonrisa, Brooklyn voltea a mirarlo cuando cree escuchar la risa de Schwoz.
Y en efecto, Schwoz se reía de ellos, haciendo que Ray estampara su teléfono contra la mesa en la furgoneta.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡¿Cómo dejamos que el tipo, se llevara el paquete bajo nuestra narices?!—Habla retóricamente el rubio, caminando de un lado a otro enojado.
Las únicas chicas en la Man Cave ruedan sus ojos al seguir escuchando los berrinches de los hombres, desde que los tres habían llegado hace diez minutos. Ray y Henry "median" su nivel de frustración.
—¡Yo estoy más enojado!—Exclama Ray
—¡Eso es mentira!—Contradice Henry cuando el adulto se acerca a él antes de caminar en círculos—¡Yo estoy enojado!
—¡Yo soy el rey de la furia! ¡Dueño del monte enojo!—Se proclama Ray, y las chicas continuan sellando la caja con Jasper dentro.
—¿Si? ¡Pues yo soy rabia! ¡Dios vengativo del enojo!
—Pues yo soy Brooklyn—Interrumpe la argentina cansada de las pataleas—y ella es Charlotte, reinas de... ¡¿Ya dejaron de estar enojados, estúpidos?!
—¿Oh? ¿Eso te parece? ¿Te parece que ya no lo estamos?—Expresa Henry con molestia, y Brooklyn rueda sus ojos.
—¡¿No ven nuestras pisadas?!—Cuestiona, y patalea y golpea el sofá de forma repetitiva para enfatizar lo que decía
—Brook lo preguntaba porque terminamos de hacer la siguiente carnada para ponerla en tú puerta—Manifiesta hacia el rubio, ganándose un frustrado "¡¿Qué?!"
