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—Gracias por ayudarme a subir las muñecas de Piper—Agradece la pelinegra hacia el rubio, después que ambos salieran de la habitación de la menor de los Hart.
Henry asiente sin decir nada, y mete la mano en sus bolsillo para balancearse un poco de un lado a otro. Sin pensarlo, se acerca a ella para ganarse su atención.
—Sabes, no te lo he dicho porque no hemos tenido ni un segundo a solas pero...—El rubio apoya sus manos a cada lado de la pared para acorralar a la pelinegra; quien levanta su mirada de forma curiosa y con una sonrisa—Luces hermosa—Alaga con algo de nerviosismo y mejillas sonrojadas, era algo nuevo para el hacer eso.
Si bien era cierto, él coqueteaba con muchas chicas; pero desde Bianca, Henry nunca se había sentido tan nervioso en decirle algo lindo a alguien.
Pero Brooklyn era la excepción.
—Awww cariño—Murmura la adolescente, pasando sus delgadas y cálidas manos para rodear en cuello de Henry y acércalo a ella para depositar un suave y lento beso en sus labios, en ese momento lo último que pensó fue que alguien los viera—Siento haber interrumpido tu dieta líquida.
—¿Y perderme una noche contigo?—Pregunta con ironía fingida, haciendo reír a Brooklyn; y cuando los adolescentes estaban por besarse una vez más, un ruido ajeno se escucha.
Alguien subía las escaleras.
Ambos se alejan rápidamente sin pensarlo, odiaban hacerlo; pero era lo que habían acordado.
—Lo siento, ¿Interrumpo algo?—Brooklyn mira a un lado y suspira pesadamente cuando Marc los observaba con curiosidad.
—Ahh... nope, estábamos llevando las muñecas de mi hermana a su habitación—Responde con una mueca Henry, pasando una mano por su cabello de forma brusca.
Marc asiente antes de sonreírle a la pelinegra.
—Te ves hermosa—Alaga hacia la chica, y Henry aprieta sus puños discretamente, recordando lo que había pasado entre Brooklyn y Marc.
—Si, igual que la última vez antes de dejarme—Responde molesta, tomando de la mano a Henry y jalonearlo para pasar junto al de ojos claros para dejarlo solo.
Marc aprieta sus labios y mira al techo antes de cerrar sus ojos, sabía lo que había hecho; pero ahora estaba ahí, y no la perdería esta vez.
