—Hola Schwoz—Saluda la argentina al entrar a la Capicueva, asustando al científico que se lanza al suelo para esconderse detrás del sofá—¿Estás bien?
—Ay, hola—Dice animadamente cuando la pelinegra lo ayuda a levantarse de frío piso—Soy Schwoz, del trabajo—Saluda, confundiendo a la adolescente.
—De acuerdo... ¿Dónde está Ray?— indaga mirando a todos lados.
—Dijo que volvería con una linterna para iluminar la pintura—Señala el retrato que permanecía en la mitad de la cueva— ¿Por qué?
—Ray me escribió temprano para decirme que tenía algo que mostrarme, y que llegara a la Man Cave puntal, o no me daría mi licencia de vuelo—Responde con una mueca, prácticamente tuvo que salir antes que Henry se despertase para no llegar tarde; amaba a Hen, pero nadie se metía con su licencia para pilotear el Mancoptero.
—Tal ve...—Un extraño sonido llama la atención de los dos, quienes voltean al orificio que daba a los túneles de el, un grupo mayor al que estaba en la casa de Henry sale.
—Gente topo—Murmura la pelinegra—¡Schwoz!—Exclama cuando el científico se esconde detrás de ella.
—¡Venganza!—Exclama la mujer topo, y los súbditos no tardan en correr hacia las dos personas en la capicueva.
Schwoz y Brooklyn luchaban para que la gente topo no los amordazara, pero al final fue inevitable; le doblaban el peso y el número.
—¡Llévense la pintura!—Ordena la mujer topo, dispuesta a entrar a los túneles, pero luego voltea a mirar a las personas con una sonrisa—Y a la tonta superficial—Se burla, y con la mordaza en su boca; Brooklyn maldice por lo bajo.
De lejos, Schwoz no pudo ver como se llevaban la pintura de Ray, y a la novia de Henry. No podía hacer nada, las ramas que sostenían su cuerpo eran más fuertes que él.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡Gracias!—Exclama en un falso agradecimiento, por fin los topos después de estar en ese oscuro y caluroso lugar habían decidido quitarle la venda de la boca—Debo decir que no soy estoy complacida c...
—Silencio, tonta terrestre—Interrumpe uno
—Con eso—completa Brooklyn rodando sus ojos para voltear su cabeza y mirar a la mujer topo sentada en el trono junto a ella—Ahh... pregunta... ¿Por qué me trajeron aquí?
—¡Nos cegaste con la luz!—Exclama el topo llamado Terry
—¡Estaban en la casa de mi novio!—Alega, siendo silenciada por el extraño sonido de los topos—Respecto a eso... ¿Por qué son tan... sensibles a la luz?
—Somos personas topos—Responde la reina topo como si fuese lo más simple de comprender
—Wow, vaya... eso explica mucho—Musita sarcástica, la mujer topo rueda sus ojos antes de mirar curiosa a la adolescente.
