"El mundo puede ser perfecto siempre que quieras creer que es así"
Bajo la apariencia de una vida sencilla y tranquila en una isla remota se esconde un oscuro secreto, LuHan es testigo mudo de lo que está sucediendo, un chico autista que intenta por...
Cuelgo y salgo a la calle con su carrito, se nota que lo usa poco al ver las ruedas prácticamente nuevas, me encanta ir a comprar, mirar si han puesto nuevo género o simplemente la variedad de pescados que ofertan, no tanto en carne, aquí no la comen mucho y además es cara.
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Me vuelvo loco comprando verdura, fruta y pescado, con la carne me lo pienso mejor, al final me decido por algo de cerdo, a Chanyeol le gusta esa carne y algo de ternera, quizá me anime hacer bulgogi este fin de semana.
Luego me acerco al súper y pillo las pizzas y las cervezas que me pidió, y ya puestos, algunas cosas que necesito para mi aseo personal y un capricho que me entró por los ojos, unas barritas de arroz hinchado.
Vuelvo a casa cargado hasta las trancas, y ahora me acuerdo de cuando vivía en Seúl y los supermercados hacían entregas a domicilio, aquí eso no existe, la gente ve extraño que traigan la comida a casa.
Aparco al carrito en la entrada cuando abro la puerta, me extraña oír el ruido de la televisión, dirijo mis pasos hacia el salón y me quedo blanco cuando veo a Hye Sun y LuHan sentados el sofá.
—Hola profesor Byun —me saluda ella.
—Ho...hola —respondo algo desconcertado.
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—Nosotros tenemos las llave de casa del tío —me explica posiblemente porque tendría cara de preguntarme cómo diablos entraron —y veces venimos para estar con él.
—Pues tu tío está trabajando —miro la hora para calcular cuánto tardaría en volver —creo que sobre las 20h regresa.
—No se apure, antes le llamé para avisarle, ya me dijo que usted estaba aquí, espero que eso no le importune.
¿Cómo podría importunarme el poder estar cerca de ti?
—¿A mí? Claro que no Hye Sun, sólo faltaría.
Veo que LuHan se levanta y se dirige a la entrada de la casa, y sin que nadie le dijera nada coge el carrito y lo conduce a la cocina.
—Menos hablar y poner las cosas en su sitio —nos dice mientras comienza a vaciar al carrito —ya hace calor y las cosas perecen más rápidamente.
