𝙏𝙁𝘼𝙏𝘽 | Los días normales en el instituto comenzaron a desaparecer cuando las flores se hicieron presentes en la taquilla de Kim Yein.
El club de música, una pelea con su amigo de infancia y el misterio del dueño de los regalos diarios, darían...
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Arranqué la hoja de la libreta sin pensarlo dos veces luego de haberla dañado al pasar la goma de borrar tan fuerte. La dejo caer en el pequeño cesto de basura bajo mi escritorio y suspiro antes de comenzar a escribir todo nuevamente. No había forma de terminar mi tarea de cálculo si seguía equivocándome cada dos segundos por falta de concentración. Pero al mismo tiempo, necesitaba hacer algo para evitar pensar en todo el revoltijo de cosas que tenía en la cabeza.
Seonghwa decidió no salir de la escuela esta tarde, o no hasta que los chicos y yo nos fuimos. Se tomó muy enserio eso de esconderse.
Por suerte Hongjoong me envió un mensaje poco después de que llegué a casa, avisándome que ya lo había hecho salir del instituto pero que seguramente no iría a estudiar mañana. Por lo que, iban a completarse ya tres días desde que lo había visto ---excluyendo el pequeño momento en mi taquilla---.
Miro las flores en mi jarrón.
Me quejo en voz alta por no ser capaz de encontrar una solución a todo esto. Empujo la silla hacia atrás y miro el techo fijamente hasta que mis ojos lo desenfocan.
Mañana no irá a estudiar, el jueves tiene su examen y el viernes probablemente le den el día libre. No veo oportunidad de hablar con él sobre todo si seguía evitándome, pero tampoco quería forzar a ir hasta su casa luego de clases, obligándolo a no ignorarme. No creo que sea capaz de no abrirme la puerta.
Alcanzo mi celular y miro la hora. Nueve y media de la noche. Quizás solo debería pedirle que no faltara mañana, y que necesitaba hablar con él. Así sabría que no estoy enojada ni nada por el estilo y se dignaría a ir a la escuela. Ya con esa decisión en mente, no demoro mucho en sentarme con la espalda recta y buscar su chat. El último mensaje es mío, del domingo, preguntándole si ya había llegado a casa, pues después de soltarme la bomba con todo el tema de Australia y darse prisa en irse parece haber olvidado escribirme. Pongo mis dedos unos milímetros arriba de la pantalla, intentando idear como empezar el mensaje, pero no se me ocurre nada.
Había la posibilidad de que pasara completamente de mí y me dejara en visto, así que ahora no sé si sea mejor eso o que me deje afuera de su casa.
Bajo mi teléfono lentamente y mis ojos vuelven a perderse en algún punto de la mesa. Entonces, una ola de determinación y valentía me invaden, causando que me levante de golpe.
Voy directo al armario y rebusco cualquier abrigo que fuera lo suficientemente grueso como para evitar que me congelara afuera. Me lo coloco rápidamente y no me molesto en apagar la luz. Salgo de la habitación en silencio y doy unos pasos hacia en frente, asegurándome de que la puerta de mamá y la de Dein estén cerradas. Bajo las escaleras con total cuidado y me introduzco en la oscuridad de la sala para buscar mis zapatos, agradeciéndome internamente por no haberme puesto el pijama aún.
