Hay un camino que siempre gira

1.5K 128 15
                                    



-Te he echado mucho de menos-, dijo Camila con los brazos rodeando mi cuello.

-No sabes lo bueno que es escuchar eso, mi amor-, respondí.

Estábamos de pie, una al lado de la otra, en nuestra habitación privada, aunque creo que los pies de Camila apenas tocaban el suelo. Se había lanzado bastante sobre mí una vez que estuvimos solas, algo bueno, además. Se reunió con nuestro grupo, junto con algunas amazonas, nuestros amigos y familiares, fuera, frente a la posada. Llegamos a última hora de la tarde y, por la recepción que recibimos, me pareció que habíamos estado fuera mucho más de quince días. Cuando Camila se reunió conmigo, su acogida fue ligeramente reservada; incluso podría decirse que fría. Al instante me preocupé. ¿Se había enterado de mi desviación de la verdad?

No tenía por qué preocuparme tanto. En el mismo momento en que los buenos modales nos permitieron retirarnos por la noche, Camila había tirado de mi mano, llevándome a nuestra habitación. Me dejó sin aliento con su primer beso y procedió a debilitar mis rodillas con más caricias.

-Sabes-, comencé. -Me sentí un poco molesta cuando llegué y te comportaste tan distante-.

-Mi Conquistadora, te preocupas demasiado-, respondió ella, seguida de su habitual risa cadenciosa. -Todo forma parte de la nueva y madura yo-.

-No me había dado cuenta de que la versión antigua necesitaba mejoras-.

-Es muy dulce por tu parte mentir así, pero sabes tan bien como yo que últimamente tengo un aspecto poco regio-.

-Todo forma parte de tu encanto, amor-.

-Bueno, gracias. Sólo pensé que podría ayudar si me veía un poco menos como un doopa-.

Me reí en voz alta ante su verborrea. -Casi me da miedo saberlo. ¿Qué, si puedo preguntar, que es un doopa?-

Se rió conmigo. -Es una especie de palabra propia, supongo. Algo así como... un cerebro de liebre-.

-Ya veo. Bueno, amor, no es que vaya a pensar que eres una harebrain o una doopa, estoy segura de que tu guardia personal agradece el cambio-.

-Exactamente las palabras de Ephiny-, dijo con una sonrisa de satisfacción. -Ahora, ¿qué te parece un baño caliente para quitarte todo el camino que has traído de vuelta?-

-Excelente sugerencia. ¿Te unes a mí?- pregunté con un atisbo de sonrisa.

-Aunque fregarte la espalda es uno de mis pasatiempos favoritos, voy a bajar a buscarnos algo de cenar. Incluso te traeré un poco de vino. ¿Qué te parece?-

-Mucho más sola, pero admito que estoy hambrienta. De acuerdo, déjame si debes-, dije dramáticamente.

-Trata de no perecer antes de que regrese, Mi Conquistadora-, añadió Camila con picardía. Se apresuró a cruzar la puerta, evitando por poco mi bofetada en dirección a su trasero.


****

Suspendí a Camila en mis brazos, sintiendo esa agradable sensación que se produce al acostarse entre sábanas limpias, junto a una mujer hermosa, y sintiéndome un poco mareada por una taza extra de vino excepcional. No me había olvidado de mi reciente viaje, del joven que estaba en nuestro campamento a las afueras de la ciudad, ni de que tenía que discutir todo esto con Camila. Simplemente, en ese momento no me importaba nada más allá del perímetro de nuestra habitación. De hecho, no quería saber nada más allá del borde de nuestra cama.

Camila mostró un afecto sincero que me dijo que no era la única que había echado de menos a mi amante. Me dio delicados besos en el cuello y en el pecho, donde podía llegar desde donde estaba recostada con la cabeza en mi hombro. Sus dedos acariciaban mi piel distraídamente. Su piel desnuda rozando la mía fue todo lo que necesitó para que una deliciosa humedad comenzara a aparecer entre mis piernas. Estaba cansada y ligeramente drogada por la bebida. Sin embargo, no estaba borracha. Simplemente experimenté esa ligera sensación de flotar que se produce al estar caliente, bien alimentada y tocada de forma extremadamente suave y cariñosa.

La Conquistadora (Camren)Where stories live. Discover now