Cuando considero cómo se gasta mi luz

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Cor y yo nos lavamos, nos pusimos ropa nueva y nos unimos al resto de nuestro grupo. Cor parecía ligeramente asombrado por los nuevos uniformes y armaduras que llevaban Atrius y los demás soldados. Incluso yo me había puesto mis mejores galas para la inspección. El cuello alto y la chaqueta bien ajustada discrepaban mucho de ser cómodos, pero sabía que su aspecto era impresionante. Eso era lo único que importaba, sobre todo porque sólo iba allí en contadas ocasiones. No estaba lejos de las oficinas del puerto y prefería ir a pie en lugar de en coche. Supongo que quizá no fuera la forma más impresionante o regia de que la Conquistadora entrara en el puerto. La apariencia estaba directamente relacionada con el poder entre los hombres de Grecia.

Tuve que formular un plan para esta inspección. No serviría de nada que los que estaban a mi servicio, pero tan lejos del trono en Corinto, pensaran que no tenía ni idea de lo que ocurría aquí. Algunos de los hombres a cargo del trabajo del Imperio en Anfípolis eran honorables y se habían ganado mi confianza. Otros eran simplemente buenos en lo que hacían; sin embargo, sospechaba que eran hombres que no tenían reparos en llenarse los bolsillos con la riqueza de otros.

Era un hilo delicado, el que separaba a Lauren la gobernante, de Lauren la mujer. Me equilibré a lo largo de esa tenue línea, con cuidado de no parecer demasiado despreocupada, demasiado familiarizada con estos hombres, especialmente con los que estaban a cargo de las arcas del Imperio. Al mismo tiempo, la nueva mujer en la que me había convertido no quería que me vieran sólo como su ama y señora. Era su gobernante, eso era cierto, pero prefería que les sirvieran por lealtad y no por miedo. Creo que es la primera vez que escribo esas palabras. Tal vez signifique que aún hay esperanza para la Conquistadora.

Atrius se unió a nosotros, entrando fácilmente a mi lado. -Los oficiales se reunirán con nosotros cerca del molino, Conquistadora. Podrás hablar con ellos, ver la explotación maderera y visitar los almacenes sin necesidad de hacer demasiado viaje-.

-Excelente planificación, amigo mío. Dime, Cor, ¿has estado alguna vez a bordo de un buque de guerra? - pregunté mientras caminábamos bajo el sol de verano.

-Nunca he estado en ningún barco. La única cosa en la que he estado en el agua fue una vieja balsa en la que solía pescar-.

-Yo tampoco puedo esperar-, añadió Solan, dando una palmada en la espalda a Cor. -Los barcos fabricados aquí en Anfípolis tienen fama de ser los mejores del Imperio. Ya he estado en algunos barcos grandes, pero nunca en uno de guerra-.

- ¿Has viajado mucho, Solan? - Preguntó Cor.

-Casi nada... todavía-. Me sonrió. -Ahora soy un emisario del Imperio. Voy a viajar mucho a partir de ahora, a todos los lugares con los que he soñado. El maestro Yu Pan me va a acompañar a Chin. Incluso me ha enseñado su idioma. Muy emocionante, ¿no? -

Sonreí ante el entusiasmo infantil de mi hijo. En ese momento, tuve que preguntarme cuál de esos jóvenes era mi hijo y cuál era mi hermano.

-Um... supongo-, respondió Cor.

-Los viajes y las aventuras no son para todo el mundo-, añadí, adivinando el motivo de la respuesta dubitativa de Cor.

-Los otros compañeros de mi edad piensan que soy un tonto por querer quedarme aquí en Anfípolis-, dijo. -No es que me dé miedo viajar. Creo que sería muy divertido conocer gente nueva y ver nuevos lugares, pero... realmente me encanta lo que hago, trabajar con Altus-.

-Y esa es una elección audaz, hermanito-, respondí. Pasé mi brazo por encima del hombro de Cor mientras él caminaba entre Solan y yo. -Hace falta tanto valor para pasar la vida en un lugar como para recorrer el mundo conocido-, respondí.

La Conquistadora (Camren)Where stories live. Discover now