El gasto del espíritu en un derroche de vergüenza

1.4K 123 19
                                    

Los ojos de Camila se abrieron y me acerqué para besarle la frente. Mis labios rozaron la piel seca y acalorada. Estaba aún más caliente que antes y supongo que la preocupación se reflejaba en mis ojos, pero creí que estaba demasiado inquieta para notar mi expresión. De hecho, su propio rostro me decía que no era completamente consciente de todo lo que la rodeaba. Para alegría de mi corazón, me reconoció y me ofreció una sonrisa extremadamente débil.

-¿Estamos en un barco?- Preguntó Camila.

No pude contener una pequeña risa. -No, pequeña, estamos en la carreta. Estamos de camino a casa-

Camila hizo un leve gesto de dolor y yo maldije mi irreflexión. No me había dado cuenta de mis palabras exactas hasta después de haberlas pronunciado. No dijo nada más y me pregunté si la palabra "casa" simplemente había evocado un recuerdo de la noche anterior que ella no podía recordar del todo en su estado actual. Simplemente decidí continuar.

-Nos fuimos tan pronto como salió el sol, Amor. Deberíamos estar en casa esta noche-.

- ¿Tan pronto? -,dijo ronca.

-Dejamos a la mayoría de los soldados de a pie atrás para poder movernos más rápido-.

-¿Estoy tan enferma?- Habló con tanta coherencia que olvidé que sólo estaba, mentalmente, a medias. Sus ojos lo decían todo, ya que parecía luchar por mantenerse alerta.

-En absoluto, amor. Tienes fiebre, pero apuesto a que se te habrá pasado para cuando volvamos a la posada-. No mentí exactamente, pero en realidad estaba más preocupada por su enfermedad de lo que dejaba entrever. Camila rara vez se sentía mal, a diferencia de mí, que tendía a despertar cada día con algún tipo de dolor causado por la forma en que había abusado de mi cuerpo durante tantas temporadas. -Si no, un poco de la sopa de Cyrene te curará enseguida. Toma, bebe un poco de esto-.

-Oh, eso es terrible-, dijo después de tomar un trago mínimo.

-Lo sé, pero si te lo hubiera dicho antes no lo habrías tomado. Lo siento, pero es bueno para ti. Te ayudará a mantener la fiebre bajo control. Toma, bebe un poco de agua. Te quitará el sabor amargo-.

Sacudió la cabeza después de un pequeño trago. -Duele demasiado para tomar-.

-Realmente necesitas seguir bebiendo toda el agua que puedas, Amor-.

-Lo intentaré más tarde-, dijo mientras se acomodaba de nuevo contra las almohadas.

Pensé que estaba lista para dormirse de nuevo hasta que pude sentir el peso de su mirada observando cada uno de mis movimientos. Volví a colocar el frasco de agua en el perchero del que colgaba y me giré para mirarla.

-Lo siento mucho, Lauren-.

-¿Por qué?-

-No quería causar tantos problemas anoche. Sólo quise... no estoy segura de qué, pero fue casi como... como si no tuviera ningún control. No sabía realmente lo que estaba haciendo. Sólo dejé que mis emociones se apoderaran de mí y me guiaran-.

-Lo sé, mi amor, y no me debes ninguna disculpa. Podemos hablar más de todo lo que ha pasado, pero ahora mismo sólo quiero que te concentres en una cosa-.

-¿Mejorar?-

-¿Quién dice que no eres una oráculo?- Le guiñé un ojo mientras mi broma le hacía sonreír de nuevo.

Camila estaba dormida antes de que yo dejara el carro. Nos detuvimos unos momentos para descansar y dar de beber a los caballos. Aproveché la oportunidad para estirar las piernas, aunque una parte de mí se resistía a dejar a Camila sola. Ephiny, que había rondado lo más cerca posible de la carreta desde que Camila volvió al campamento, me dio una idea.

La Conquistadora (Camren)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن