—¿Están todos por eso hoy? —preguntó el rubio mayor, observando a Raven y luego a la cantidad de personas que se encontraban en su bar. Lamentablemente eran sus compañeros del club y ninguno de ellos pagaba por lo que bebían, a fin de cuentas ellos lo compraban con sus armas. La chica se encogió de hombros sin saber que decirle, porque otra explicación no había para eso.

                —¡Ahí están! —exclamó Dante emocionado, señalando el televisor mientras todos se acomodaban para ver el show. Hunter se sentó en su butaca, rindiéndose ante el espectáculo que iban a ver. Aquel alcalde había tomado el control por órdenes de la policía, los ciudadanos habían votado por un nuevo alcalde y habían enviado a aquel hombre de Chicago. El idiota no sabía nada sobre Auburn y se había mudado con toda su familia, Hunter pensaba que iba a verlos morir lentamente.

                A pesar de sus expectativas, se encontró con un hombre joven para ser alcalde y si bien rozaba los cincuenta años, se mantenía firme a la hora de hablar. La mujer del alcalde era la típica primera dama y sus hijas eran una réplica de su madre. La que parecía más grande, lucía desorientada y algo confundida. Era rubia, como sus demás familiares, y llevaba el cabello despeinado para la ocasión. Hunter reconoció aquellos síntomas y aquel rostro al instante. Esa chica estaba consumiendo drogas y había caído en el peor lugar para hacerlo. A su lado, se encontraba la hermana menor y Hunter supuso que era la hija favorita. Delgada, tal vez demasiado, con un cabello rubio que le llegaba hasta la cintura y una posición perfecta de niña rica. Vestido costoso, con colores pálidos para no llamar la atención y una postura de niña buena que a Hunter le dio risa. Las manitos las tenía unidas y parecía que rezaba mientras recitaba de memoria el discurso de su padre. A Hunter le dio algo de pena, esas dos chicas no iban a terminar bien en Auburn. Conocía el pueblo para saber que más de uno en ese momento estaba fantaseando con secuestrar a la niña y hacerle más de una maldad. Lo vio en los ojos de sus compañeros cuando giró para observarlos.

                —¡Hey! —exclamó, lanzándole el paño que usaba para limpiar la barra al gordo Travis. Este levantó las manos y dejó de observar a la chiquilla con aquella mirada de pervertido—. No vayas por ahí. No vamos a tocar a las hijas del alcalde, no queremos más problemas de los que ya tenemos.

                —Un poco tarde —habló finalmente Luke, que no había soltado una palabra en toda la noche. Su hermano del medio le dedicó una de esas miradas sombrías que siempre tenía y Hunter lo ignoró por completo. Aquel idiota sólo lograba meterse en problemas por su obsesión con los negocios y su amor por el club—. Conozco a la rubia mayor, Becca Reeves.

                —¿De dónde la conoces?

                —¡Preséntala, rubia!

                —¡Comparte, Williams!

                Todos los presentes comenzaron a comentar estupideces dignas de idiotas de esa edad, aunque Hunter notó que los integrantes más grandes también se reían junto a los demás. Luke no se reía, seguía observando la televisión mientras el alcalde prometía seguridad y muchas cosas más que no podía dar. Hunter no quería problemas con el alcalde, bastante le molestaba saber que tenía que hablar con él y explicarle la situación en la que se encontraban. Estaba seguro que no era ningún ignorante del tema, pero era mejor mostrarle quien era por las buenas que por las malas.

                —¿De dónde mierda la conoces? —quiso saber Hunter, usando su palabra favorita en todo el vocabulario. La chica al lado de Luke fruncía el ceño indignada por el atrevimiento del chico, lo cual llamaba la atención ya que Luke no tenía novias—. Vamos, contéstame.

HUNTER. Tierra de salvajes #1 [Terminada]Where stories live. Discover now