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Narra Amelia

A pesar de todo lo que había pasado con Hugo, no me lo pensé dos veces y en cuanto acabó esa frase, me lancé a su boca y Luisita no tardó en corresponderme.

Estábamos sentadas en el sofá y decidí ponerme a horcajadas encima de ella, Luisita me agarró firmemente y empezó acariciarme la espalda con suavidad. Nuestros labios no se separaron ni un solo segundo y nuestras lenguas se movían con total sincronía. Tenía tantas ganas de Luisita que mis manos volaron a sus costados y al dobladillo de su camiseta y se la quité con rapidez. Moría por tenerla desnuda de nuevo y solo para mí. Después viajé a sus pantalones, quitándoselos y desabroché su sujetador dejándola solo con la parte inferior. Ella repitió los mismos actos conmigo, dejándome en la misma posición. Seguimos besándonos con avidez y mis manos empezaron a viajar por todo su cuerpo, me moría por Luisita y no podía controlarlo más, empecé a subir la intensidad de todo. Luisita se separó un poco de mí.

- Tranquila Amelia, tenemos toda la noche por delante... - me dijo ella con la respiración entrecortada — quiero disfrutarte con calma, no tenemos prisa...

- No sé qué has hecho conmigo que me haces perder el control... - le contesté yo mientras volvíamos a besarnos.

Esta vez el beso era más lento, pero no por eso menos excitante, todo lo contrario. De repente, fue Luisita la que tomó el control de la situación y me puso debajo de ella. Sus manos empezaron a recorrer todo mi cuerpo y su boca se desplazó de mis labios a mi cuello, para seguir bajando por mi torso hacia mis pechos, los cuales besó, lamió y mordió, haciéndome perder la cabeza. Se recreó en ellos todo el tiempo que quiso y después dejó un rastro de besos por todo mi abdomen hasta que llegó a la última prenda que quedaba en mi cuerpo y la bajó lentamente a lo largo de mis piernas. Los ojos de Luisita estaban encendidos y verla en esa situación era el doble de excitante para mí. Sin previo aviso, Luisita empezó a dejar besos húmedos por mis muslos, subiendo poco a poco hasta mi punto más sensible. Sabía lo que venía ahora y hacía tanto tiempo que no disfrutaba de un momento así, que me estaba embriagando con todo lo que Luisita me estaba haciendo sentir. Luisita besó suavemente mi sexo para después atacarlo con su lengua, lo que me hizo soltar un gemido sin control. Siguió su trabajo en mi clítoris y yo creía que iba a morir de placer. Se notaba que Luisita sabía lo que hacía, realmente nunca habíamos hablado de su vida amorosa anterior, pero estaba claro que tenía mucha experiencia.

- Dios Amelia me encanta tu sabor — dijo separándose un segundo de mí para volver con la misma rapidez.

De repente, noté como dos de los dedos de Luisita jugaban con mi entrada para finalmente acabar en mi interior. El ritmo de sus dedos junto con su lengua me estaba llevando a la locura. Mi cuerpo empezó a tensarse y empecé a sentir el orgasmo que se estaba cocinando en mi cuerpo, Luisita subió la intensidad y no pude aguantarlo mucho más. La habitación se llenó con mis maldiciones y gemidos y llegué con el nombre de Luisita en mis labios. Ella subió lentamente por todo mi cuerpo para volver a mis labios y dejarme un dulce beso.

- La otra vez fue genial, pero oírte gritar mi nombre no tiene precio, Amelia. Eres extremadamente sexy... - me dijo Luisita.

- Ha sido increíble. Se nota que tienes experiencia y dejó esa conversación para más tarde... porque ahora yo también muero por tocar ese cuerpo maravilloso que tienes — le contesté, mientras invertía las posiciones y colocaba a Luisita bajo mi cuerpo.

Tenía que admitir que estaba un poco nerviosa, nunca había hecho nada parecido con una chica, pero mis impulsos me guiaban y yo me dejaba llevar. Empecé a dejar besos húmedos por todo el cuerpo de Luisita y ella parecía disfrutarlo. A mí eso me volvía loca, la cara de placer de Luisita con sus ojos cerrados, como se mordía el labio, guardaría esa imagen en mi mente para siempre. Le quité sus braguitas y empecé a imitar los movimientos que Luisita hizo conmigo. Parecían funcionar porque desde el minuto uno ella empezó a gemir y a decir mi nombre, cosa que me estaba excitando de nuevo de una manera incontrolable. Seguí con mi trabajo hasta que Luisita llegó y fue la imagen más preciosa que yo pude contemplar, como su cuerpo se tensaba, sus ojos se cerraban, su boca exhalaba un último gemido que llevaba mi nombre y como sus mejillas se ponían rosaditas. Subí hasta sus labios, dejándole un dulce beso.

- Realmente eres escandalosa sí — le dije entre risas.

- ¡Calla! Que me da vergüenza — me contestó ella.

- No debería darte porque es terriblemente excitante, ¿qué tal ha estado? Era mi primera vez y no sabía muy bien qué hacer... - dije yo nerviosa.

- Eyy no te preocupes, ha estado increíble y nadie diría que es la primera vez que lo haces — me respondió ella con seguridad.

- Gracias — dije yo con orgullo en mi voz — pero volviendo al tema, nunca me has contado nada de tu vida amorosa y de cómo has llegado a ser la diosa del sexo que eres... — bromeé yo con ella y las dos reímos.

- Digamos que tuve una época en mi vida de experimentación y en la que disfruté bastante de mi soltería... y ahí adquirí bastante experiencia — me dijo ella.

- Ya veo ya, ¿y nunca has tenido una relación seria? — le pregunté con curiosidad.

- Sí, he tenido dos. Mi primera novia del instituto con la que descubrí toda mi sexualidad y fue mi primer amor por así decirlo. Y mi última relación, que duró hasta hace poco y bueno se puede decir que no fue un camino de rosas precisamente... pero prefiero no hablar de ello por el momento — me contestó ella.

- Está bien, no te preocupes. Cuando te sientas preparada me lo cuentas — le dije yo.

- Gracias Amelia — me respondió ella — ven aquí y abrázame.

Estuvimos así un buen rato, en un silencio cómodo, y no necesitábamos más, que el contacto de nuestros cuerpos.

- Bueno ya podemos tachar una cosa de la lista — me dijo Luisita.

- Sí, pero aunque la tachemos, creo que tenemos que repetirla muchas más veces... — le dije yo sugerente.

- Todas las veces que quieras, preciosa — me contestó Luisita — no quiero matar el momento, pero ¿tú cómo estás después de todo lo que ha pasado hoy?

- Bien, mi vida es un absoluto caos ahora mismo, pero cómo dije antes voy a empezar a vivir por y para mí. Me voy a liberar de todo lo que en cierto modo me ataba, me voy a divorciar de Hugo y voy a empezar a hacer lo que yo quiera, y te puedo asegurar, que lo que más quiero en estos momentos tiene nombre de mujer y empieza por L y termina por A — le contesté yo juguetona.

- ¿No será Luisita? — me preguntó ella siguiéndome el juego.

- No, es Laura — bromeé con ella.

- Idiota — me regañó ella entre risas.

PROFESORAS || LuimeliaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang