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Narra Amelia

Llegué a casa y hoy ya estaba Hugo sentado en el sofá viendo fútbol en la tele.

- Hugo, mañana es el coctel de inauguración del instituto como todos los años, ¿vas a venir? — le dije yo.

- Claro que sí, ¿a qué hora es? — me preguntó él.

- A las 6, te espero aquí para irnos juntos — le propuse yo.

- Perfecto — me contestó.

Hoy me apetecía hacer algo diferente, así que me cambié, me subí de nuevo a mi bici y fui camino de la playa. Cuando llegué, extendí una toalla en la arena y me senté dejando que mis pies la tocaran. Era agradable el tacto de la arena caliente en la piel. Me puse a observar a la gente a mi alrededor, había todo tipo de personas muy diferentes, desde parejas de todo tipo a gente sola que disfrutaba de un baño, a grupos de amigos que jugaban con la pelota y ancianos que paseaban por la orilla. Podía sentir la libertad y la paz que emanaban la mayoría de las personas al igual que el mar... ¿y por qué yo me sentía tan presa? Profesionalmente, había alcanzado mis metas y era feliz siendo profesora; pero personalmente, no podía tener las manos más atadas y estaba llegando a un punto que sentía que me asfixiaba. Se estaba haciendo tarde así que decidí volver a casa e irme a la cama cuanto antes. Mañana sería otro día.

Me levanté un poco más animada, así que decidí darme una ducha y tomar un buen desayuno para ir con energía. Llegué al instituto con mi bicicleta y saludé a algunos de los alumnos que me estaban mirando. Me encontré con Lourdes en la sala de profesores.

- Buenos días, cariño — le saludé.

- Buenos días, Amelia ¿preparada para esta tarde? — me dijo ella.

- Claro, siempre estoy preparada para ver a estos carcamales borrachos y haciendo el ridículo — dije yo y vi como Luisita, entraba y se acercaba a nosotras.

- ¿Vendrá el chulazo de tu marido? — me preguntó Lourdes.

- Sí — dije yo sin mucho entusiasmo.

- Así que hoy podré conocer al afortunado — intervino Luisita con curiosidad.

- Ya verás... – le advirtió Lourdes.

- Al menos ya sabré contra qué y quién compito — dijo Luisita bromeando. Yo puse una sonrisa triste, pero estaba llegando ya a un punto que me costaba fingir.

- Bueno chicas me voy al gimnasio que me tengo que cambiar y preparar todos los materiales. Os veo luego o si no, esta tarde en el coctel — dijo Lourdes

- Hasta luego — contestó Luisita mientras yo la despedía con la mano.

- Amelia, nunca antes he estado en un coctel así, ¿hay que arreglarse mucho? ¿qué te vas a poner? - me preguntó ella dudosa.

- Normalmente, los chicos van en traje o camisa y las chicas con vestido, pero no es nada extremadamente formal. Yo llevaré un vestido negro. — dije sin preocuparme mucho, estaba tan acostumbrada a las cenas de Hugo que era algo normal para mí.

- ¿Así que negro? Creo que me pondré a juego por si te puedo secuestrar un rato y que seamos la pareja más sexy de la fiesta— me dijo Luisita sacándome una sonrisa de los labios. Desde que ella había aparecido en mi vida apenas hace tres días, no paraba de hacerme reír. Y por primera vez, me imaginé estando con ella.

- Estoy segura de que lo seríamos — le contesté yo.

- No sé qué haces que no dejas a tu marido y te vienes conmigo a ganar las coronas de reinas del baile — me dijo Luisita bromeando.

- Me lo estoy planteando Gómez, no me tientes que las coronas me vuelven loca — le seguí el juego — además no sé por qué, pero tienes pinta de bailar muy bien.

Estaba tonteando con una mujer por primera vez en mi vida y no me sentía incomoda, todo lo contrario.

- Esta noche si quieres bailamos y lo compruebas por ahora te quedarás con la duda — me contestó ella.

- Eres profe de música estoy segura de que llevas la música y el ritmo en la sangre, así que no me quedo con ninguna duda — le dije segura de mí misma.

- Uy Ledesma que observadora eres, pero me encantará que lo compruebes por ti misma — me respondió Luisita.

- Yo también sé moverme, así que quizás la que compruebe algo seas tú — le reté yo.

- No, Amelia no puedes también bailar bien, ¿por qué tienes que ser tan perfecta? — me preguntó Luisita con cara de pena.

- Así soy yo, te veo luego Gómez— le respondí mientras me iba camino de mi clase.

El resto del día pasó rápido y cuando me quise dar cuenta, iba en mi bici de vuelta a casa. Llegué y Hugo aún no había llegado del trabajo así que me acerqué al armario y lo abrí. Busqué los vestidos negros ya que le había dicho a Luisita que llevaría uno de ese color. Realmente era mi color favorito para vestir, así que tenía una gran cantidad de ellos. Quería el vestido perfecto y lo encontré. No sé por qué, pero quería impresionar a Luisita.

El vestido no era demasiado corto, pero tenía la espalda al descubierto y se ajustaba perfectamente a mis curvas. Me fui al baño y me di una ducha relajante, el día había sido un poco ajetreado y lo necesitaba. En mi cabeza se repetía la frase que Luisita me había dicho: "deja a tu marido y vente conmigo, seriamos la pareja más sexy del coctel". Sé que me lo había dicho de broma, pero en algunos momentos, me gustaría que fuera realidad y poder escapar de la situación en la que yo misma me metí.

¿Pero en qué estoy pensando? ¿Realmente me gustaría irme con una mujer? No puedo decir que no me haya fijado en una chica antes o no haya tenido curiosidad, pero siempre había sido algo platónico. Nunca ninguna chica había sido tan directa como Luisita conmigo y poco a poco estaba sembrando la duda en mi interior. Estaba empezando a sentir cosas que no había sentido nunca y lo peor de todo es que no me asustaba. Salí de la ducha intentando dejar de lado mis pensamientos, me maquillé y me terminé de arreglar y cuando bajé al salón, Hugo ya estaba listo para irnos.

- ¿Nos vamos Amelia? — me preguntó.

- Sí, claro. Cojo mi bolso y nos vamos — le respondí mientras iba a en busca de este.

Nos montamos en el coche y en menos de diez minutos ya estábamos en el parking del instituto. Había bastante gente que estaba llegando y los dos entramos en el gimnasio que era donde se celebraba. A lo lejos vi a Lourdes con Pablo y nos acercamos a ellos para saludarles. Recorrí con la mirada toda la estancia buscando a una persona, hasta que la encontré hablando con el director. Allí estaba Luisita. Como me había dicho también se había puesto un vestido negro bastante corto y que acentuaba sus curvas perfectamente, noté la mirada de más de uno en ella y la verdad es que quién no lo haría. De repente, como si ella supiera que la estaba mirando, se dio la vuelta y me sonrió mientras decía algo al director y venía directa hacia donde estábamos nosotros.

PROFESORAS || LuimeliaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang