Santana fue a abrir, y allí se la encontró.
Santana: Que quieres Quinn? – pregunto un poco asqueada, no era la rubia que le hubiera gustado ver-…
Quinn: Santana, estás bien? Saliste de la cafetería y nos dejaste allí solos, sé que algo te pasa y no te atrevas a decir que no tengo razón.
Santana: - la miro levantando las cejas – Vamos a ver Quinn…si te digo una vez que no me pasa nada, es que no me pasa nada, entiendes? O quieres que te haga un croquis?
Quinn: - entrecerró los ojos – A mi no me vengas con esa actitud, porque te conozco y eso conmigo no funciona…además algo tiene de haber para que tú la gran Santana López seas callada, por una niña mimada de ballet…
Santana: - suspirando- Quinn me puedes hacer un favor?
Quinn: Cuál? – pregunto un poco indecisa -.
Santana: Déjame!!
Quinn: oh oh…Snix is on baby! – dijo medio burlándose de la morena-.
Santana: oooogggg!! – salió de la habitación y dejo atrás a su mejor amiga, en algunos momentos conseguía ponerla de los nervios-.
Salió de la habitación y decidió ir a dar una vuelta por la academia. Ya era de noche y todos los estudiantes estaban en sus habitaciones. Las clases en la academia empezaban a las 7 de la mañana, así que todos solían acostarse muy temprano para estar descansados y poder rendir en sus clases. Todos estaba oscuro y solitario, se veía tan diferente, por las mañanas aquello estaba abarrotado de bailarines corriendo de un lado para otro y la música nunca dejaba de sonar, pero el silencio que invadía la academia en ese momento era sepulcral.
Santana siguió dando vueltas por allí, necesitaba estar sola, un poco de soledad ya que se pasaba el dia rodeada de gente y apenas tenía tiempo para ella misma…dejo escapar su mente y se sumergió en sus pensamientos.
Más bien pensamiento, en su cabeza solo rondaba una cosa, una alta rubia, de ojos como el cielo y que bailaba como los ángeles. La morena, nunca había podido llegar a imaginar que se sentiría tan atraída por una chica. Estaba asustada en ella empezaba a crecer un sentimiento totalmente nuevo, algo que en su vida jamás había sentido. Ya había estado con varios chicos, y si todos le gustaban, el sexo era increíble…pero nada más. Hacia aquella rubia sentía cosas, cosas fuertes, sentimientos. Pero su mente estaba totalmente dividida, por una parte tenía todos aquellos sentimientos hacia Brittany, pero por otra parte estaba su sueño el funky, ellas dos eran rivales, en la academia ballet y funky no se juntaban, era una aberración. prácticamente considerada como traición. “ qué pensarían de mi? Me dejarían de lado…seguro me quitarían el puesto de capitana, me harían la vida imposible…no puede ser…pero me gusta tanto…” pensaba la latina.
Entonces algo la sacó de su mente, al final de la primera planta escucho pasos, y a medida que iba acercándose pudo adivinar que alguien estaba en una aula ensayando. La sorpresa se la llevo Santana cuando se acercó poco a poco y pudo ver quien era. Se quedo allí mirando desde fuera, las paredes eran de cristal así que, estaba medio escondida, pero con la poca luz que había era imposible que la viera.
Allí estaba la rubia, bailando sin música. Su figura delgada se movía de una lado para otro, la precisión de sus movimiento era perfecta, sus movimientos requerían fuerza, pero se veía tan delicada como una flor, emanaba elegancia por todos los poros de su cuerpo. Santana no podía apartar la mirada de aquella chica.
Brittany, necesitaba desconectar aquel día, así que fue a hacer lo único que la dejaba ser libre, bailar. Su profesora Sue Sylvester, era muy dura y quería que todos los movimientos fueran perfectos, Brittany era la mejor bailarina de la, y la que más dedicación mostraba por el ballet, pero ella seguía exigiéndose más y más. Llevaba alrededor de 1 hora ensayando en el aula, a solas, no necesitaba música, la tenia en su cabeza.
