Capítulo 4.

133 9 7
                                    

''-𝑨𝒗𝒂. 𝑩𝒐𝒏𝒊𝒕𝒐 𝒚 𝒓𝒂𝒓𝒐 𝒏𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆.'' 


Comenzó a sonar una canción que no me gustaba, así que decidí parar un poco para descansar y ver si no tenía mensajes de mamá. Solo tenía un "Ten cuidado. Regresa pronto. ''. No corrí mucho, pero me estaba cansando un poco, así que fui hasta la banca más cercana para sentarme y tomar aire. Siempre ha sido muy fácil distraerme con cualquier cosa, más cuando tenía problemas, pero, justo ahora, no he podido dejar de pensar en el deportivo que nos seguía. En el miedo que me entró al pensar que en cualquier momento podía pasar algo y ellos se llevarían a Levy.

Tampoco puedo dejar de pensar que Levy está en problemas y que alguien la está siguiendo.

Que alguien nos está siguiendo. 

Maldita sea, ¿tan difícil es hacer algo y ya? Si quieren hacerme algo, ¿por qué diablos no hacerlo ya? ¿Por qué atormentarme así? Por más que trato de relajarme y dejar de pensar, no puedo. Se me hace algo imposible.

Gruñí, exasperada, pasándome las manos por el cabello, que me había recogido en una coleta la primera vez que paré a descansar. Me estoy volviendo loca. Todo está siendo producto de mi imaginación solamente. Solo es eso, son ideas mías. Estoy paranoica.

Todo

           está

                   bien. 

Me levanté de la banca, colocándome de nuevo los audífonos y volví a empezar a trotar. Aumentaba la velocidad cada ciertos pasos, más bien, cada que recordaba que alguien podría estar queriendo quitarme a mí hermana.

Me paré en seco cuando sentía que alguien me observaba, entonces comencé a mirar por todas partes. Sentía la mirada de alguien sobre mí, pero no miraba absolutamente a nadie mirando en mi dirección. Me di cuenta que había llegando a la casa de Atenea –en realidad estaba en la misma calle, su casa no estaba muy lejos. Ni siquiera me di cuenta que tan mala dirección tenía. Se supone que solo iba a dar vueltas en el parque, no que iba a correr hacia otro lado. Quizá mi subconsciente sabe que necesito a mi mejor amiga.

-No, Ava. – Me regañé.

Aún no me siento bien y Atenea solo se preocupará por Levy o por mí.

Me di la vuelta y regrese por donde vine, no sin antes volver a echar una mirada rápida por todo mí alrededor.

Esto me está matando.

Me decidí a regresar a casa, así me podría asegurar que Levy estuviera bien y lo dejaría de estar preocupada. Todos a salvo, todos felices.

Ahí nadie me podría hacer algo.

Empecé a correr más rápido. Lo más rápido que mis piernas me permitían. Si la gente me mirara podría pensar que había olvidado algo en algún lugar.

Ojalá eso fuera.

Porque alguien me está observando.

Puedo sentirlo.

Me detengo en seco y volteo a todas partes, otra vez. Dios, en serio me estoy volviendo loca. No puedo con esto, no puedo seguir pensando en esto, nadie me hará nada, nadie de las personas que están a mí alrededor me hará nada, ni siquiera me conocen. Además, si alguien quisiera hacerme algo en vía pública, en un parque, frente a tantas personas, sería muy estúpido.

Me di la vuelta de golpe para seguir corriendo a casa, pero antes de empezar a correr tropecé con alguien, haciéndome caer. Cerré los ojos antes de tocar el piso y la vergüenza me invadió el cuerpo. Ni siquiera puedo fijarme por donde camino ya.

Liberandum ©Where stories live. Discover now