Capítulo 27.

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"𝑳𝒂 𝒔𝒂𝒍𝒂 𝒅𝒆 𝒂𝒓𝒎𝒂𝒔. '' 


Unos golpes en la puerta me hicieron separarme de Matthew y su torso desnudo.

—Bien, estoy escuchando a alguien llorar y me imagino que es Ava. —Era Adilene. —Grigori, te juro que si la hiciste llorar te voy a...—Matthew abrió la puerta antes de que Addy terminara de hablar.

Entró rápido a la oficina, yendo hacia mí. Me limpie las lágrimas con el dorso de la mano y respiré varias veces, tratando de calmarme. Adeline me acarició la mejilla y me lanzó su mirada de: "¿Estás bien?''. Solo pude asentir y traté de sonreírle, aunque ella sabía que no estaba del todo bien.

— ¿Hablaste con tu hermano? —Susurró solo para nosotras, Matthew estaba recargado en el marco de la puerta.

Asentí con la cabeza. —Sí..., él estaba...—Me encogí de hombros. —, un poco molesto porque no lo había llamado.

Suspiró y me jaló hacia ella, abrazándome. —Se puede comprender, debe de haber estado preocupado. —Me tomó de los hombros para alejarme. —Vamos a que comas algo y que descanses, ¿sí? —Asentí.

Ambas nos dirigimos a la puerta, Adeline sin retirar la mano de mi hombro, el cual era más como un gesto de protección. Matthew me buscó la mirada, pero no me giré a verlo, puede que haya tenido un momento de debilidad frente a él, pero eso no significaba que quisiera ser su amiga.

Cuando crucé la puerta, Adeline me soltó. —Adelántate, te alcanzo en un momento. —Murmuró, dándome un ligero apretón en el brazo. Se giró hacia la puerta, hacia Matthew, no me di cuenta en qué momento lo empujó a la oficina. —Te juro que no te hago daño solo porque te amo demasiado, Matthew, pero esto es demasiado. —Murmuró, las palabras le salían con mucho coraje, quizá hasta rencor.

No me giré para ver sus caras, solo pude escuchar.

—No me harías daño porque no te dejaría que lo hicieras...—Vaciló—, tal vez.

Su voz se escuchaba un poco más lejos, así que me giré un poco para escuchar mejor.

Adeline gruño y le lanzó un puñetazo directo en la mandíbula. Matthew ni siquiera pestañeo, solo abrió varias veces la boca, como si acostumbrara la mandíbula al dolor. —No me retes, Grigori, me conoces y sabes que no me importa golpearte si tengo que hacerlo, cabrón. —Le dio otro empujón hacia atrás y él apenas si se movió unos centímetros.

Grigori.

Era la segunda persona en el día que llamaba a Matthew por ese apellido, pero seguía sin comprender por qué. Podía que ese fuera su apellido, era muy curioso que sea el mismo apellido que el de los jefes de mis padres. Quizá él...no, no creía que él fuera el jefe de mis papás. Sería una locura, el señor Grigori debería tener más de cuarenta, o cincuenta, años, Matthew no se miraba de más de treinta. No menos y no más.

"Podría ser su padre. '' Pensé.

No, basta, Matthew no tiene nada que ver con el jefe de mis padres.

—Mira, Matt, me importa una mierda si te estás cogiendo a la perra de Janifer, eso te lo dejé bien en claro antes de empezar con todo esto. —Sonaba un poco dolida. —Pero sabes que esto es importante para mí, es importante para la mayoría de nosotros...—Vaciló—, es importante para Ava. —Bajó la voz al decir mi nombre. —Pensé que estarías investigando el día en el que iremos, no que estabas enterrándote en Janifer. Esto tiene que parar, Matthew, por favor. —Le dio otro empujón y Matthew cerró los ojos, parecía un poco dolido, pero no por el golpe, sino por las palabras de Adeline.

Liberandum ©Where stories live. Discover now