Capítulo 25.

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"𝑷𝒓𝒐𝒚𝒆𝒄𝒕𝒐 𝑹.''  



Pasaron 3 días desde que había llegado a la base –al parecer así les decían todos—, me enseñaron sobre la auto defensa, el ataque hacia mi enemigo –no entendía por qué tendría que tener enemigos, pero no iba a preguntar. En general, todo tipo de contacto físico de defensa y sobre estar cerca –MUY CERCA- de mi oponente. Me lo enseñaba Nicholas.

Adeline me había enseñado sobre la ciudad; los mapas que usan para encontrar los túneles, carreteras, por donde "transportan'' –odiaba esa palabra— a los niños que se llevaba aquella mafia. Nadie me había querido decir quién manejaba aquel grupo de traficantes. En dónde estaban, qué hacían con los niños, nada. Adeline dijo que era para no preocuparme, pero yo había comenzado a hacerlo desde que Levy desapareció días atrás y cuando me enteré de lo qué pasó con la hermana menor de mi compañera de cuarto.

Desde la pesadilla que tuvo Addy el primer día, no nos hemos separado para muchas cosas. Había dormido con ella esos 3 días. En ocasiones ayudaba a Nicholas a entrenarme –eso dice ella que hace, pero solamente nos miraba divertida y luego se iba, para darnos "privacidad''.

Si supiera que eso solo empeoraba mis hormonas y mi salud mental.

Aún no había tenido la oportunidad para hablar con Adriel. Aunque, la verdad, ni siquiera tenía tiempo para pensar en mi vida —o mi anterior vida. Lo único que podía pensar era en no meter la pata ahí y en encontrar a Levy. También le pedía a Dios poderla entrar sana y salva y no como Cami, la hermana de Adeline.

Dios, no podría seguir si algo le pasaba a Levy.

—Ava, ¿me estás escuchando?—Addy movía su mano frente a mi cara, tratando de llamar mi atención.

Parpadeé varias veces. —Sí —Vacilé y suspiré. —...No. Lo siento, no sé de qué hablabas. —No tenía sentido mentirle diciéndole que si la escuchaba cuando no.

Sonrió divertida. —No importa, está bien. —Recogió varios papeles que había acomodado en la mesa entre nosotras, al parecer los colocó cuando estaba perdida en mis pensamientos.

Teníamos más de dos horas en una habitación llena de mapas, carteles, etc., información más bien. Eso es lo que normalmente me había estado mostrando Addy; información. Nos dimos cuenta de que, lo más probable es que se hayan llevado a Levy por la carretera 34, ya que era la más cercana de mi casa. Después debieron de usar un túnel que los llevaría hasta Chicago. De ahí no tenemos idea de hacia dónde se fueron. Mañana enviarán a un equipo a revisar toda la zona, me ofrecí a ir con ellos, sea quien sea la persona que lo liderará, pero Nicholas no me permitió ni siquiera hablar con Matthew.

 Me había enterado de que Matthew era el líder mayor de todo aquel alboroto –claro que ya lo sospechaba por la manera que hablaba, como se desenvuelve, incluso en la forma que caminaba. Ese tipo tenía todo un aura de líder y cualquiera podría notar eso.

—Lo siento, en serio, es solo que...—Vacilé de nuevo, pasándome las manos por la cara.

—Estás cansada, es demasiada información y solo llevas tres días aquí. —Suspiró y rodeó la mesa, acercándose a mí. —Ava, en el momento que te sientas así puedes descansar todo lo que quieras. —Se recargó en la mesa, más bien, se sentó sobre ella y dio unos golpecitos a su lado para que la imitara.

La miré divertida. —Se puede romper. —No creía que se rompiera, pero me sentía incómoda al tener tanta confianza como para hacer eso, aunque estuviéramos solas en la habitación.

Liberandum ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora