Capítulo 43.

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Maratón 2/2. 


''𝑨𝒍𝒂𝒓𝒄ó𝒏.''


—No voy a permitir eso, Matthew. —Comenzó Nicholas apretando los dientes. —Todos sabemos lo que pasará aquí, así que deja de ser un cabrón y termina con esto.

Matthew soltó una carcajada. — ¿Terminar con esto? —Chasqueó la lengua y negó con la cabeza. —Nicholas, apenas estoy comenzando.

Nicholas se acercó rápidamente hacia él y lo tomó por el cuello de la camisa. Isaac y Adriel se comenzaron a acercar con pasos lentos. —Tú y yo sabemos porque lo haces. —Susurró entre dientes, quizá no quería que los demás escucháramos algo, pero todos lo hicimos. —Déjala en paz y arregla tus mierdas solo.

Matthew le dio una sonrisa de boca cerrada. —No tengo idea de que estás hablando...—Susurró algo más, pero no pude comprender que era, solo sabía que después de eso, Nicholas le propinó un puñetazo en la cara, haciendo que Matthew perdiera un poco el equilibrio.

—En tú vida me vuelvas a llamar así, Grigori —Nicholas lo apuntaba con el dedo. —, porque te juro que...

— ¿Qué? —Matthew se acercó peligrosamente hacia él, haciendo que Isaac reaccionara y se acercara más a ambos. — ¿Qué harás Nicholas? ¿Matarme? —Soltó otra carcajada. —Ambos sabemos que no tienes las bolas para hacerlo.

Su conversación era de esas que solo las dos personas que hablan entienden. Solo ellos dos sabían porque se decían esas cosas, solo ellos saben qué le había dicho Matthew a Nicholas para que este se molestara tanto. Varias veces Matthew insultaba a Nicholas y él nunca reaccionaba así.

—Bueno, ya basta. —Janifer alzó la voz. — ¿Vamos a entrenar o qué? —Su noto sonó irónico cuando dijo entrenar.

—No. —Exclamó Nicholas, sin mirarla.

—Sí. —Exclamó al mismo tiempo Matthew, tampoco la miraba. —Aquí las órdenes las doy yo, Montenegro, así que De Luque entrenará con Alarcón. Punto. —Ladeó la cabeza. —Te guste o no.

—No se diga más. —Dijo Janifer y en un abrir y cerrar de ojos, yo ya estaba en el piso.

Escuché a mis amigas exclamar, reclamando a Matthew que no era justo que me golpeara por la espalda, y no lo era, pero tampoco me podía dejar, mucho menos de ella.

Solo tuve tiempo para cubrir sus golpes con mis antebrazos como Isaac me había enseñado, porque ella no paraba de darme un puñetazo tras otro. Todo su odio hacia mí lo estaba sacando y, en cierto punto, no me molestaba. Creo que solo tenía una ligera impotencia por no poder quitármela de encima, pero entendía que quiera golpearme hasta el cansancio. La razón de su odio la desconocía, pero hay otra parte de mí que cree saber cuál es, solo que jamás la diría en voz alta.

Una vez mi mamá me dijo que cuando dices lo que piensas en voz alta, se haría realidad. Cada vez que le contaba un sueño que me llenaba de ilusión, me lo decía. Desde entonces cada que algo era realmente importante para mí o que me daba ilusión; lo decía en voz alta para que se cumpliera.

Me funcionó con Derek.

Y solo esa vez me había funcionado.

— ¡Maldita sea, Ava, defiéndete! —Escuché gritar a Isaac, noté la frustración en su voz y eso me hizo sacó de mis pensamientos.

Sí, Isaac, estoy tratando de hacer eso y créeme que no me funciona.

Que mala alumna era si dejaba que Janifer me muela a golpes.

Liberandum ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora