Epílogo.

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Janifer Alarcón. 

A 300 metros de profundidad en algún punto del Océano Pacífico. 

—Aún la amo, Janifer, y tú no puedes hacer nada al respecto. —Acarició mi mejilla suavemente, arrasando algunas de mis lágrimas con su pulgar.

—Pero nosotros...—Bajó el dedo hasta mis labios. —, yo puedo hacerte feliz, Matt...—Susurré contra su dedo.

—No. —Me soltó y soltó un suspiro. —No eres ella, Janifer, y nunca lo serás. Por más que te esfuerces y quieras hacerme cambiar de opinión...no lo serás y lo siento. —Caminó fuera de la habitación mientras se terminaba de abotonar la camisa. —Nadie podrá ocupar su lugar. Espero algún día lo entiendas. —Cerró la puerta detrás de él.

Me dejé caer hasta que mis rodillas tocaron la alfombra. Ni siquiera sabía por qué lloraba, siempre era lo mismo; me llamaba, teníamos sexo, se iba, me dejaba sintiéndome la peor mierda del mundo por querer algo que él no podría darme.


Me desperté de golpe en una cama desconocida. No. Era un sofá y tenía una manta sobre mi cuerpo. Me pasé la mano por la cara y recordé en donde estaba; el submarino.

Maureen esto.

Maureen aquello.

Mi corazón seguía acelerado después del sueño pesadillaque se repetía cada vez que dormía lejos de Matthew. Al principio creí que era parte de mi obsesión con él...y en realidad no era. Lo único que pedía al cielo era poder encontrar a mi hermana, que Matthew encontrara a su hija y que fuéramos una familia normal y feliz...o lo más cercano a eso que pudiéramos ser.

Durante años esperé que Matthew se fijara en mí como lo había hecho en Maureen, pero nunca pasó. Nunca pasará. Matthew seguía enamorado de Maureen hasta los huesos. Quizá fuera un berrinche suyo después de que su ex esposa le pidiera el divorcio, pero ¿qué esposa no haría aquello si un mafioso, quien trabajaba con tu esposo, secuestrara a tu hija de meses de nacida solo por despecho?

Si el tema de Maureen no fuera suficiente tortura para mi relación tóxica con Grigori, teníamos a Ava De Luque en el equipo en contra. La mocosa ni siquiera se daba cuenta de la obsesión que Matthew estaba creando hacia ella. Tampoco sabía de todo lo que Matt estaba haciendo para alejarla de Nicholas. Aunque, sinceramente, la chica no podría con todo lo que se avecinaba si estaba con Nicholas.

Con Matthew no le podría temblar la mano para matar a todos los que necesitábamos muertos; con Nicholas sí. Nick sería capaz de interponerse entre la perra y una bala, aunque ¿quién del cuartel no lo haría? Además de mí, claramente.

Ava no es una maldita perra. En realidad, es una buena chica, buena hija y buena hermana. Ha sufrido demasiado al igual que todos en el cuartel y la chica solo quiere encontrar a su hermana y volver a su horrible realidad. Lo único malo eran los celos estúpidos que yo le tenía por tener gran parte la atención de Matthew.

Me dolía verlo con ella.

Me dolía ver la sonrisa que le daba.

Me dolía ver que podían hablar de cualquier cosa.

Me dolía ver cómo le agradaba enseñarle cosas que ella no sabía.

Me dolía que la mirara como yo quería que memirara; cariño, lujuria, curiosidad. 

Ella no tenía nada de culpa por todo lo que ocurría a su alrededor, es más, ella se merecía el cariño que todos le tenían, pero yo no la soportaba. Era tan inocente en unas cosas, pero tan malditamente inteligente en otras. Era astuta, así que notaba porque llamaba la atención de Grigori, pero la llegué a conocer en los meses que estuve cerca de ella y ella no es Janifer Alarcón. Ella no soportaría tanta mierda, comenzando por la gran mierda llamada Matthew Grigori y todo lo que lo rodea.

Liberandum ©Where stories live. Discover now