Capítulo 43: Alexitimia. (Maraton 3/3)

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El motor de su auto paró y Alii se hundió en su asiento, estaba estacionada frente a la casa de Ryan, su ex. El chico al que le había partido el corazón en pedazos diminutos, el que le había rogado que volvieran, al que le había prometido algo, lo cual estaba por cumplir.

Suspiró y cerró los ojos, no debería estar nerviosa, a Rose le había ido genial, eso debía de ser un buen presagio.

Pero los nervios no se detenían, y las imágenes de ellos dos cuando novios tampoco la ayudaban mucho: cuando le había dado el collar, cuando estuvieron en la junta y se habían peleado de "broma", el último aniversario, en donde la trató como una reina, una diosa. Donde le había tocado el saxofón, donde habían tenido relaciones por primera vez. Melancolía, estaba segura de que sentía eso.

Respiró profundamente y salió del auto, intentando no recordar todo lo que había pasado después de eso, tocando la puerta. Su cuerpo temblaba, y esperaba que no se notara.

Tardaron el abrir, pero luego su ex cuñada apareció en la puerta— ¿Qué haces tú aquí?—murmuro, y de cierta manera era como ver a Ry, como eran mellizos.

Alii titubeó unos segundos, intentando calmarse—Vine... vine a hablar con... Ryan—murmuró con un hilo de voz.

La rubia suspiro y se hizo a un lado—Más te vale que sea para algo bueno, está en su habitación, desde hace tres días—le comento Diana.

—Creí que nada podría hacerme sentir peor, me equivoqué—susurró mientras entraba lentamente—Gracias por dejarme entrar—la miró fugaz. Diana le asintió con la cabeza simplemente.

Alii suspiró y se dirigió a la habitación de Ry. Antes de entrar tomó un largo respiro, ya adentro se apoyó en una pared.

—Largo, Diana. No tengo hambre ni tendré—se escuchó que decía con voz ronca. La habitación era un desastre, estaba a oscuras y lo único que se veía era la silueta de un Ry sentado en el suelo al lado de su cama, con la espalda en la pared.

—No soy Diana—su intento de hablar fuerte había sido un fracaso.

Pero Ryan ni siquiera estaba escuchando—Te dije que te fueras—su voz sonaba tan...muerta.

Caminó hacia él con un paso inseguro, cuando ya estaba en frente de Ry se dispuso a hablar: —Vine a cumplir lo que prometí—murmuró.

— ¿Oh, es en serio?-rió con desgana—Ya basta de hacerme esto, mente idiota, ella no volverá.

Se agachó, mirándolo. No podía describir cómo se sentía al escuchar eso, al verlo así de moribundo, pero sabía que no era bonito—Esto no es un delirio, estoy aquí—le dijo, pellizcándole el brazo.

Su ex le agarro la mano, extrañándose al sentirla tan real, tocándola con ambas manos, luego alzo la mirada y contuvo el aliento, soltando su mano como si lo quemara— ¿Qué haces aquí?

—Ya lo dije, para cumplir mi promesa—murmuró, tomando un respiro profundo, preparándose mentalmente, sentándose en el suelo y usando la cama como respaldo—¿Me vas a escuchar o me voy?—le preguntó en el tono monótono que había estado usando todo el rato—No estás obligado a escucharme—se encogió de hombros.

Ry estaba en shock, extrañado verla ahí—Supongo—logro articular, estaba confundido y con una mezcla de emociones.

—Ayer fui al psicólogo—le contó, abrazándose las piernas y estremeciéndose al recordarlo.

— ¿Por qué? los odias—murmuro, tratando de calmarse.

—Rose me obligó—le explicó, apretando más el agarre de sus brazos que rodeaban sus piernas— ¿Has escuchado de la alexitimia? Pues resulta que padezco eso.

¿Crees que me conoces? (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora