Capítulo 45: Mi Rose Hatt. (Ultimo capitulo)

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Abrió los ojos de golpe, su cuerpo había entrado en tensión al no sentir el cuerpo de su novia contra el suyo. Se incorporó en la cama como resorte pero se tranquilizó al ver sus ropas aun en el suelo, recordando la noche anterior, sonriendo sin notarlo.

Ya habían pasado cerca de cinco meses desde que habían formalizado su relación, casi un año de haberse reencontrado, había habido muchos cambios en sus vidas; Monsi había vuelto a la casa de su madre debido a la buena relación, él y Alice habían sido aceptados en la carrera de arquitectura en la misma universidad, Ry en la carrera de diseño gráfico y Rose en derecho. Toda su vida había mejorado, ahora tenía un futuro brillante, rodeado de gente que lo quería. Tenía una familia.

Acerco la almohada para sentir el olor de su novia, le encantaba despertar con ella, incluso a veces solo se acostaban desnudos, sin hacer nada, solo abrazarse, aspiro el olor profundamente antes de comenzar a levantarse.

Y la puerta se abrió, dejando a entrar a su novia y a Monsi—Hey—chillo él, cubriéndose con las sabanas hasta el pecho.

Rose soltó una carcajada fuerte, casi haciendo que se le cayera la bandeja que traía—Solo yo veré eso, ¿no ves que es muy pequeña?—rió avanzando.

— ¡Feliz cumpleaños!—grito la niña como si nada hubiera pasado, con los cafés en la mano, dejándolos en la mesita de noche y tirándose a abrazarlo—Feliz cumple, K.

—Gracias, pequeña—Kristoff la envolvió en sus grandes brazos, sintiéndose increíblemente feliz, emocionado.

— ¿Creíste que lo olvidaría, cariño?—Rose dejo la bandeja y le dio un beso, acariciando su rostro—Café de amaretto y dulces búlgaros, y claro tu pastelito—sonrió refiriéndose a un muffin con una vela—Monsi lo hizo. —Sonrió sentándose a su lado, con Monsi al otro. —Pide un deseo.

Kristoff las miro a ellas y a su desayuno con una sonrisa a más no poder, soplo feliz y luego atrajo a su novia y a su cuñada en un gran abrazo—Las quiero mucho—murmuro.

—Yo te amo—sonrió su novia,  dándole un beso en la mejilla.

—Yo voy a terminar las cosas, ¿Oki?—dijo Monsi, levantándose—Los dejo solos—les guiño un ojo, cómplice a su hermana antes de irse de la habitación.

Rose rió—Monsi casi ve lo que no debe—lo reprocho, empujándolo del hombro.

— ¡Yo ni sabía que estaba aquí!—se defendió el búlgaro, sonriente, abrazándola. —Gracias por esto—murmuro ocultando el rostro entre su cuello y hombro.

—Este es tu día, el primero que pasamos juntos. Tendrás todo lo que quieras—tomo su cara y lo beso—El café se enfría—murmuro cuando el beso se alargó más de lo previsto.

Desayunaron entre risas, besos y jugueteos, pasaron bastante tiempo solamente abrazados, dándole de comer al otro.

— ¿Qué te parecieron los dulces?—sonrió él cuando ya estaba vestido y solo le faltaba la camiseta.

—Son ricos, pero tú siempre serás mi dulce búlgaro favorito—sonrió ella, acariciando sus brazos y mirando su nuevo tatuaje—Aun no supero que te hayas tatuado mi nombre—rió apoyándose en su pecho.

Bueno, no se había tatuado su nombre, pero si se había tatuado una rosa en el ante brazo, de rojo intenso y con espinas marcadas. En honor a ella,  a lo difícil que había sido conquistarla, pero sobre todo a que ella siempre estaría con él, en su mente, en su piel, porque la amaba hasta los huesos. Ella estaba tatuada en su alma. Y para siempre.

—No es solo para ti, es para ambos—sonrió él, agachándose para besarla.

—Me hare un cuervo—murmuro ella sin parar el beso, rodeando su cuello—Justo en mis costillas, estará posado en una rama. —siguió mientras lo besaba—para mostrar que me perteneces, que tienes un lugar contigo.

¿Crees que me conoces? (Editando)Where stories live. Discover now