Capitulo Treintaiuno

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A/N: ¡Buenas madrugadas, wattpadienses! Si si, disculpen el retraso. Tenía Chikunguya, ¿Recuerdan? La buena noticia es que ya me estoy recuperando, espero no recaer. Disfruten el capítulo es uno de mis favoritos –guiño- ya verán porque.

Post data: Disfruten la imagen a un lado y otro tráiler, aunque esta en ingles se que lo entenderán ya que han leído la historia.

Post data de la post data: Siganme en Twitter, siempre publico los links de los capitulos nuevos alla apenas los subo porque Wattpad a veces se tarda en notificar cuando actualizo. Es @Arix05

Abrazos sin Chikunguya,

Ariana.

 

 

Capítulo Treintaiuno

—¡Basta!— Grité sin aliento, lágrimas de risa rodaban por los lados de mi cara.

—¡Dilo!— Evan ordenó haciéndome cosquillas sin piedad. La maldad juguetona plasmada en su hermoso rostro.

—¡Por favor!— estaba sin aliento. Me dolía el estómago de tanto reír. Evan estaba encima de mí, sentado a horcajadas. Volvimos a su habitación cuando hizo demasiado frío en el muelle.

—¡Dilo!— repitió, sus dedos moviéndose más rápido en mis costados.

—Yo puedo— Me atraganté con mis propias palabras. La sensación era agridulce. Me estaba riendo, pero mi estómago dolía y mis pulmones protestaban por la falta de aire. No podía mantener esto durante mucho tiempo, pero no quería darme por vencida.

—Puedo seguir para siempre, sólo di las palabras— Evan sonrió con malicia.

—¡Nunca!— Grité dramáticamente, empujando su pecho. Él ni siquiera se movió. Me retorcía debajo de él como una anaconda salvaje pero él simplemente se rió entre dientes mientras seguía haciéndome cosquillas hasta la muerte.

—Di las palabras— cantó alegremente.

Me iba a morir de la risa, literalmente. Sin embargo, muriendo con Evan encima de mí no parecía tan malo para mí. Evan intensificó su ataque cosquillas. Llegué a un punto de la risa donde no salía ningún sonido de mi boca y yo sabía que tenía que rendirme si no me quería morir de verdad.

—¡Muy bien! Lo diré!— Cedí. Él dejó de hacer cosquillas y me miro, expectante. Sus ojos oscuros llenos de diversión. Fue difícil recuperar el aliento. Mi pecho subía y bajaba rápidamente.

—Soy todo oídos— dijo victoriosamente. La luz de la luna se filtraba por la ventana rozando sus hermosos rasgos.

—Tú...— Arg! Odiaba perder. Definitivamente no había pensado en esto cuando había empezado una guerra de cosquillas.

—¿Sí?

—Eres un poeta sexy— murmuré a regañadientes. La sonrisa de Evan creció ampliamente.

—¿Y?—presionó. Dios, él estaba disfrutando esto demasiado.

—Yo soy...— Aparté la vista de él sonrojándome. Sostuvo mi barbilla obligándome a mirarlo.

—Mírame. Quiero verte cuando lo digas— él ordenó, inclinándose hacia mí. Mi corazón latía rápido dentro de mi pecho por su cercanía. Estábamos tan cerca que podía ver cómo sus pupilas se dilataron un poco. Su aliento desigual rozó mis labios. Su nariz tocó la mía en una suave caricia lenta —Dilo,— su tono de voz era suave pero exigente.

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