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31. Así que biológicamente hablando, estaba jodida

Capítulo 31

Química.

La química tiene mucho que ver con el amor. Después de todo, nuestros cerebros son los que nos hacen sentir, amar, pensar y, ¿Qué hay dentro de nuestro cerebro? Sustancias químicas que se interactúan entre sí para hacer que nuestro cuerpo funcione y desarrolle nuestra personalidad, nuestros sentimientos.

El amor no era sólo cuestión de tener gustos y preferencias en común, también se trataba de encontrar a esa persona atractiva de una manera que nunca habías encontrado a alguien antes.

Tener química con una persona es necesario para enamorarse. Evan despertaba en mí cosas que no tenía ni idea que estuviesen allí. Mi cuerpo reaccionaba al suyo en perfecta sincronía química. Estaba fuertemente atraída a su aspecto. Su olor me atraía, la forma en la que su piel se sentía contra la mía, la forma en la que sus labios adaptaban con los míos. Su voz me hipnotizaba.

Así que biológicamente hablando, estaba jodida.

Vaya, alguien ha estado prestando atención a su clase de biología.

Y ni siquiera mencione su personalidad y todo lo que hacía que lo amara más cada día.

Estaba desesperadamente enamorada del chico.

Me había dado cuenta de esto tan pronto como entré en esa sala. Esa fuerte atracción entre nosotros me hizo tragar. Fue pura atracción intensa.

Evan no me había visto. Estaba lanzando trozos de madera en el fuego. Estaba todo de negro, como de costumbre, llevaba una camisa negra casual y pantalones oscuros. Lucía aún más guapo de lo que recordaba.

Pero, como si sintiera mi mirada, me miro. Sus ojos oscuros se encontraron con los míos y me dejaron sin aire allí mismo. Su expresión se transformó en confusión muy rápidamente. ¿Qué estás haciendo aquí? Esa pregunta estaba escrita en su rostro. Se enderezó, luciendo ridículamente alto. Hizo que todo a su alrededor pareciera pequeño. Se sacudió el polvo de madera de la mano y tiró de las mangas de la camisa hacia sus muñecas. Me estremecí bajo su intensa mirada.

—Oh, hermano, no sabía que habías vuelto ya—, Helen dio un paso detrás de mí. Los demás la siguieron como niños pequeños, —¿Dónde está tía?

Evan dio un rápido vistazo a mi grupo de amigos, —Ella se fue a la cama temprano, culpando el vino— Su profunda voz era música para mis oídos después de pasar tanto tiempo sin oírla.

—Oh, bueno, los chicos me trajeron a casa, les ofrecí una bebida caliente como recompensa.— Helen explicó, —Están en su casa—nos dijo: —Tomen asiento. Voy a buscar unas galletas y el chocolate caliente.

Todos mis amigos saludaron a Evan, a excepción de Shane y si Evan se dio cuenta de eso, no parece que le importara. La sala de estar era cálido y acogedora. El mobiliario era de color marrón y las decoraciones de madera estaban a nuestro alrededor. Lau y Jordan estaban sentados en un sofá y Shane se apoyó contra la pared detrás de ellos. Torpemente, me senté en el sofá junto a la chimenea, que estaba a unos pies de distancia de Evan.

Mis hormonas estaban babeando por todo el lugar.

—¿Por qué están usando camisetas a juego?— Shane preguntó, rompiendo el silencio incómodo. Sin nuestros abrigos, nuestras camisetas eran visibles.

—Es una nueva tradición— se encogió Lau.

Shane sacudió la cabeza, —Y, ¿No me incluyeron?