Las lagrimas se acumularon en mis ojos. Y vacilante, logré hablar de nuevo.
-Eso no es verdad.
-Oh sí cielo, sí lo es. Justin empieza su tour en menos de nada. Pero parece que tú no eres lo suficiente importante para él como para contártelo. –se burló.
Ya ni sus ataques me hacían daño.
Solo me preocupaba una cosa. Sola una cosa rondaba por mi cabeza, un sentimiento tan horrible que me hacia temblar. Salí corriendo de la casa de Justin. Y me pare en medio de la carretera deteniendo a un taxi que me llevará. Y así lo hizo.
Estaba completamente en shock. Intentado asimilar todo, pero permitiendo que la situación me agobiara. Muchísimo.
Podría pensar que lo de Chantel era una mentira más para hacer daño, pero esta vez no le era necesario. Simplemente podría hacer una llamada a Justin y comprobar si lo que ella decía era verdad. Ella ahora no sacaba nada, estaba diciendo la verdad. La jodida verdad.
Una verdad que me quebraba por dentro. Me destruía en miles de pedazos, que solo Justin podía componer. Y que si se iba lejos de mí, no podría hacerlo.
Sollocé, ganándome la mirada extrañada del conductor. Le pagué y me bajé para subir corriendo a mi apartamento. Metí las manos en mis bolsillos buscando las llaves, en los de delante y en los de atrás. Nada, no estaban. ¿Por que todo lo malo se acumulaba?
Toqué a la puerta desesperadamente, mientras mi rostro era cubierto por lagrimas, más nadie abría. Y entonces recordé, Sara debería estar ya en la fiesta de la playa. Y yo debía haber ido con Justin, pero supongo que el estaba enfadado por lo de Carter y se abria ido ya hacía ya.
Joder.
Me dejé caer sobre la puerta, apoyando mi espalda en la puerta de mi casa. Y envolví mis brazos alrededor de mis piernas, escondí mi cabeza entre mis piernas. Lloré intentado que esa sensación, esa sensación tan parecida a que el mundo se te caía encima desappareciera, pero no sirvió de nada.Me sentia ssin nada ni nadie que me ayudara, todo se derrumaba a mi alrededor sino estaba él...
Y él no iba a estar...
Pude notar como mi pecho subía y bajaba a un nivel que no era normal. Me estaba agobiando y sentía mi vista borrosa. Me levanté alterada del suelo y cogí mi móvil. Busqué la dirección en la que se iba a celebrar la fiesta y baje con las piernas temblando en busca de un nuevo taxi.
Necesitaba explicaciones. Quería oír de su propia boca como me había estado mintiendo, como me iba a dejar sin que tan si quiera yo lo supiera.
Lloré desconsoladamente al pensar en eso.
Mientras el tiempo transcurría, y la ideas, los miles de pensamientos infernales recorrían en mi cabeza, llegué a la playa. A unos cuantos metros vi la casa. Se veían las luces encendidas desde fuera y la gente dentro de ella.
Caminé a paso rápido sobre la arena, sintiendo como mis piernas temblaban, mi pulso iba a mil, y mis manos también temblaban. Intenté apartar las lagrimas que salían con fluidez de mis ojos. Seguramente tendría gran parte de la pintura corrida y la cara hecha un desastre y llena de lagrimas. Pero en ese momento todo me daba igual.
Tal vez sonará exagerado, pero es lo que sientes cuando la única persona que te ha hecho sentir tanto, tantísimas cosas, te ha hecho vivir tantos momentos inolvidable e irrepetibles, te ha hecho querer de una manera inexplicable... Cuando ocurre todo eso, y te das cuenta de que, probablemente no vuelvas a sentir eso en mucho tiempo, todo se derrumba todo pierde importancia.
