Epílogo.

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         25 de diciembre: Navidad.

Mamá se encuentra de brazos cruzados, y sé que está realmente enojada. Lo sé porque tiene esa mirada entornada cual águila y su barbilla alzada. Odio cuando me mira de esa forma.

Bajo mis pies de la mesa de café y con el control remoto enmudezco la televisión. Mi espalda se pone recta por inercia e intento regalarle una mirada de cachorro que ella no cree ni por asomo.

Al final me encojo de hombros, ella abre la boca y me preparo mentalmente para lo que sigue.

— ¡¿Por qué infiernos aún no te has preparado?! ¡¿Viste la hora?! ¡Son las seis! ¿Es que siempre te lo tengo que decir mil veces para que lo entiendas? ¡¿Hablo en chino o qué? Levanta tu trasero del sofá, te quiero lista antes de la siete...

Apago la televisión rápidamente, luego me levanto mientras mamá sigue diciendo cuan irresponsable y terca soy; y de paso, también se queja de lo que siempre hago mal. Cuando ve una oportunidad, nunca la desaprovecha.

Pero quizás tenga razón... no, tiene razón. Aún con jodidos dieciocho años soy la misma irresponsable, la que siempre deja la tarea a último minuto. Pero tengo esta especie de fe en poder cambiar para cuando vaya a la universidad, ya que todo será diferente allí. Debo admitir que al principio quise tomarme un año, pero papá casi me fulmina cuando lo comenté en la mesa. Él y mamá se han enterado que me aceptaron en la universidad de Los Angeles, y estuvieron realmente felices. No queda muy lejos de casa, además puedo visitarlos los fines de semana si deseo. Fue una buena opción.

La semana pasada visité el campus —lo hice yo sola, con mi nuevo auto. Sí, ésta señorita ya tiene auto. No es la gran cosa, quiero decir, no es un maldito Ferrari rojo o un Calleric. Pero de verdad es genial, si viajas con él sientes que vuelas por la carretera. Me gusta—, bien, el campus es malditamente grandioso y lo mejor de todo es que mi compañera de cuarto es Amber Collins, realmente fue sólo un golpe de suerte ya que allí te asignan los compañeros. Casi le pregunté si había amenazado al Director, pero ella estaba tan feliz y sorprendida como yo. Si tengo que decir algo malo de todo esto probablemente es que tendré que soportar los ronquidos de mi mejor amiga pero ¡oye! nada que unos tapones de oídos no puedan solucionar. Me matara si alguna vez me escucha decir eso, por cierto.

Hoy ha sido un día especialmente aburrido. Me he quedado la tarde viendo un especial navideño en televisión —soy sólo yo ó ¿cada vez son más basura?—.

Pero ahora mamá me regaña mientras subo las escaleras. Dejo de oírla cuando llego a mi habitación. Observo el vestido que ella me ha comprado para ésta ocasión.

Llega aproximadamente hasta las rodillas, quizás un poco más arriba, es de un color pastel suave y tiene encajes del mismo tono pero un poco más oscuros. Siempre he admirado el buen gusto de mamá, pero sé que me voy a morir de frío con aquel vestido. Así que escojo un abrigo encima.

La ducha caliente que tomo no dura mucho. Cuando salgo del baño me apresuro a secarme y colocarme el vestido que es suave sobre mi piel. Busco entre mi armario los tacones que tengo para la ocasión, y son perfectos porque no son tan altos. No queremos terminar sin un diente ¿verdad?

Camino un par de veces por la habitación sólo para asegurarme que no caeré de culo más tarde. Miro mi reflejo y mi cabello es el siguiente problema.

Joder, a veces hubiera querido nacer hombre; con pene, paja en las tardes, cabello corto ¿qué más quieren?

Bufo sólo porque tengo demasiada pereza. Si fuera por mí simplemente no me peinaría y ya. Sí, yo soy así. No puedo cambiar, además creo que los domingos, si no sales de casa, ¿para qué peinarse? nadie te va a ver, de todos modos.

My boyfriend is famous » horan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora