Miedo, huella del pasado

98 3 3
                                    

Mientras ella rellenaba tazas con cola-cao y café, yo echaba un vaso y medio de pienso a Baloo. Estaba en el hueco que había entre la nevera y la despensa.

Cogí una bolita de pienso y se la puse a un palmo de sus patitas antes de verter el resto del pienso en su cuenco. Aunque no comió ni tocó la bolita de pienso.

Nos sentamos, como siempre, el uno al lado del otro. Las mangas de nuestros pijamas y rodillas a veces se rozaban, y a pesar de que fuera tan temprano, nos gustaba preguntarnos qué tal estábamos y cómo habíamos pasado la noche. Aunque apenas hubo tiempo para hablar o llegaría tarde a trabajar. Me dio un cariñoso abrazo antes de salir por la puerta.

Como todas las mañanas, yo acabé de tomar un cola-cao leyendo el nuevo libro que me había propuesto leer. Después de eso, me vestí y saqué a pasear a Baloo, a pesar de que no se dejaba coger al principio, lo que me hizo pensar que sus anteriores años de vida habían sido muy duros para él. Sin embargo, con Trena y conmigo iba a encontrar el amor que se merecía.

Mientras caminaba por un parque, no me había dado cuenta de que aún no habíamos sacado Trena y yo, a la vez, a Baloo.

Decir "te quiero" no valeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora